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La Politécnica gana el millón para el mejor puente

Antonio Jiménez Barca

Ramón Espantaleón, alumno de sexto curso de la Escuela Superior de Arquitectura de la Politécnica de Madrid, recibió la buena noticia la semana pasada por teléfono en Londres, en donde está, con una beca, desde principio de curso. Acababa de ganar el millón de pesetas del primer concurso que organizó Ensidesa para los futuros arquitectos de todas las escuelas de España. El tema del concurso era un nuevo puente que sustituyera a la actual pasarela que une la Escuela de Agrónomos y la de Arquitectura, sobre la carretera de La Coruña.

Otra de las condiciones requeridas por la organización del concurso era que los proyectos tenían que contar con el acero como principal material de la construcción. El segundo premio, de 500.000 pesetas, y el tercero, de 250.000, también han correspondido a estudiantes madrileños.En la convocatoria, a la que se han presentado 79 diseños, no había limitaciones de presupuesto, así que el jurado, compuesto por profesionales de la arquitectura, valoró sobre todo la imaginación de los concursantes para emplear el acero y la adecuación al entorno del campus universitario. La ausencia de trabas presupuestarias entraña un problema: los modelos de puentes presentados serán, con toda seguridad, pasto de exposiciones pero no realidades tangibles.

Eso sí, Elías Llamazares, directivo de Ensidesa y uno de los organizadores del premio, si alguna vez necesita echar mano de un arquitecto joven, contará con los ganadores. "Sus carpetas están ya en la empresa, y si hay que construir una pasarela parecida a la que se pedía en el concurso no dudaré en llamarles, aunque, claro, entonces ya habrá que hablar del dinero que cuesta el proyecto", comentaba Llamazares.

Desde Londres, Ramón Espantaleón explicaba entusiasmado el pasado viernes su diseño: "No se trataría sólo de un puente; he intentado también crear todo un paseo peatonal que iría desde el metro de Ciudad Universitaria hasta la Escuela de Arquitectura".

Es un terreno que ha recorrido durante sus seis años de universitario, día a día, y que conoce muy bien. "Actualmente, el espacio comprendido entre el metro y la Escuela de Arquitectura es confuso, poco racional y poco elegante: hay un aparcamiento, escuelas, descampados, gente paseando o preguntando porque no sabe muy bien dónde está; con mi diseño he intentado crear un camino que aclarara ese entorno", explicaba Ramón.

El estudiante ganador tuvo que recurrir a la memoria y a los planos que le remitieron sus compañeros desde Madrid, ya que ha diseñado todo su proyecto en Londres.

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La pasarela misma desborda creatividad: va flanqueada. por estructuras de acero que conforman una tela de araña alrededor de los posibles peatones. En caso de que se construyera mediría unos 150 metros de largo por unos 40 de alto.

Ramón no ha sido el único estudiante galardonado: Ménica Lanzón y Borís Pena, también de sexto curso de la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, conjuntamente, se han llevado el segundo premio. Su proyecto es incluso más ambicioso que el de Ramón, ya que proponen construir cuatro pasarelas, en cuatro lugares distintos de la Ciudad Universitaria, para "solucionar de una vez el problema de los cruces por la carretera de La Coruña y la avenida de la Complutense".

El tercer premio también se ha quedado en Madrid, en manos de la estudiante Cristina Jorge Camacho. Es compañera de los otros tres galardonados en la Escuela Superior de Arquitectura de la capital. Y también, como sus otros tres colegas, combina las matemáticas con la poesía: para la orientación de su pasarela ha tenido en cuenta hasta las mejores vistas que Navacerrada puede ofrecer al peatón.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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