'Colocón' en la Gran Manzana
Miles de neoyorquinos celebran el Día de la Marihuana pidiendo que se legalice
Más de 3.000 neoyorquinos salieron el sábado a la calle a fumar marihuana y pedir su legalización mientras los policías hacían la vista gorda, ante la gozosa mezcla urbana reunida para el desfile, que se celebra desde hace más de dos décadas y es ya una tradición en la primavera de la ciudad. Cientos de personas, que un día cualquiera hubieran sido arrestadas por consumir marihuana y hachís en público, liaban porros o utilizaban los más variados artilugios para fumar, mientras los golosos optaban por los pasteles espolvoreados con cañamones.El desfile había empezado debajo del edificio Chrysler, que alberga una sede de la organización Drug Free America (América libre de drogas) hacia la que dirigieron los participantes sus bocanadas de humo entre proclamas contra la política represiva del alcalde, el republicano Rudolph Giuliani, y pancartas que decían: "Salvemos la semilla que salvará al planeta". Por la Quinta Avenida, la manifestación llegó a Wahington Square, uno de los parques más animados de Manhattan, donde los habituales pero furtivos vendedores de marihuana hacían el agosto a plena luz vendiendo bolsitas a 10 dólares. Personas y perros llevaban collares con hojas de la planta, y desde el improvisado escenario el activista Dana Beal animaba a la gente a consumir diciendo que Martin Luther King y Gandhi también lo hacían. En los pasquines repartidos, se recordaba una frase del padre de la patria, George Washington: "siembren el cáñamo por todas partes", y se explicaba cómo en aquellos tiempos la fibra de cáñamo constituía una próspera industria para la fabricación de cuerdas y ropa, además de los usos medicinales.
Beal, líder de la organización Yippies (hippies radicales), fue cargando su discurso de acuerdo con la temperatura ambiental, hasta explicar que Giuliani rima con Mussolini y lograr que el público corease los dos nombres como en un aria. "Qué buena letra para una ópera", añadió en referencia a las aficiones belcantistas del alcalde.
El público escuchaba plácidamente. "Es más dañina una cerveza", dijo una joven mientras aspiraba una figurita de niño en cuyo ombligo ardía la hierba. Y otra añadió con dulzura: "¡Qué agradable resulta que el cannabis reúna a gente tan joven, de todas las razas y clases, en un ambiente divertido y pacífico". Entre los participantes se encontraba una de las ocho personas a las que los jueces han permitido consumir marihuana para aliviar el dolor, Elvy Musikka, una mujer que padece un glaucoma.
Los activistas cifrn en más de 60 millones los consimidores de cannabis en Estados Unidos, consideran que la legislación prohibicionista es absurda y recuerdan que no hace ni dos semanas que se declaró legal en Alemania la posesión de pequeñas cantidades de marihuana y hachís, algo que está permitido en Holanda desde 1976".
Uno de sus festivos argumentos dice: "Más de 100.000 muertes anuales están directamente relacionadas con envenenamiento con alcohol. En más de 4.000 años de historia conocida nadie ha muerto jamás de una sobredosis de marihuana".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.