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LAS VENTAS

"¡Que salgan los veterinarios!"

¡Que salgan los veterinarios!" pedía la afición durante el desfile de sobreros cojos. Porque hubo desfile, sobreros y cojos. En realidad, cojos eran todos los toros que salieron del toril. Toros cojos de llevar muletas; toros cojos de exhibición: desde los cojitrancos a los claudicantes, pasando por los que tenía la pata chula. En cuestión de cojeras hay un surtido prácticamente ilimitado: el cojo vacilón, que camina pegando regates (ese fue el primero); el que avanza con movimientos sincopados como queriendo indicar "toma tripita" (el segundo); el que muge "To pa mí", mientras estira patita y la gira en círculo barriendo para adentro (tercero); el meapilas, que se arrodilla cada dos por tres (cuarto); el. tío calambres (quinto).El quinto estaba atacado del mal de san Vito. Cayó redondo y ya habían tocado a banderillas cuando el presidente lo devolvió al corral, quizá para evitar el escandalazo en que se estaba conviertiendo la cátedra de Las Venias. Él no lo podía saber entonces, pero ahí empezó el segundo desfile de cojos, variedad sobreros. Salió un cárdeno precioso dando visajes, se armó la bronca, el presidente lo devolvió al corral y un minuto después de poco se muere el pobre cojo junto a un burladero. Salió un impresionante cornalón con una pata chula y las otras tres no muy santas, al tomar un capotazo la patita chula se le quebró, gritó indignada la afición, se apresuró a devolverlo el presidente y el pobre toro se tumbó justo donde su anterior congénere iba a morir.

Vázquez / Cámara, Rosa,Romerito

Toros de José Vázquez (uno, sobrero, en sustitución de un inválido), en general bien presentados aunque varios sospechosos de pitones, flojos, descastados. 5º, sobrero: los de Benítez Cubero y Vega Teixeira, ambos con trapío, sucesivamente devueltos por inválidos y sustituidos por un tercer sobrero del hierro titular, sospechosísimo de pitones.Fernando Cámara: aviso antes de matar y estocada (petición y dos vueltas); estocada (ovación y salida al tercio). Ángel de la Rosa: seis pinchazos, descabello -aviso- y tres descabellos (silencio); estocada corta caída y rueda de peones (silencio). Romerito, que confirmó la alternativa: estocada caída (ovación y salida al tercio); estocada corta atravesada, cuatro descabellos -aviso- y dos descabellos (silencio). Plaza de Las Ventas, 8 de mayo. Más de media entrada.

Salió de tercer sobrero un toro del hierro titular que no sólo estaba cojo de las patitas sino de los cuernos también, y la afición empezó a pedir la comparecencia de los veterinarios: "¡Que salgan a saludar!", "¡Que salgan los 15!". Porque son 15 los veterinarios que hay en Las Ventas; 15 facultativos, se dice pronto; 15, para que luego salten a la arena cojos de las patas y de los cuernos todos los toros anunciados, todos los sobreros, uno que estaba guardado en remota corraleta y debía de ir para cabestro.

El sexto se desplomó al tomar el segundo muletazo de Romerito y hubieron de levantarlo tirándole del rabo. Romerito -obvio es reseñarlo- no se pudo lucir. Romerito, que ya había mostrado su buen corte torero en las inciertas y descastadas embestidas del primer inválido, tuvo una confirmación de alternativa sin pena ni gloria por mor del ganado infame. En similares circunstancias transcurrieron las faenas, de Ángel de la Rosa, cuyos inválidos se ponían a hacer el burro a mitad del viaje.

Fernando Cámara, en cambio, pegó tales aldabonazos a las puertas de la gloria, que de poco deja sordo a san Pedro. Primero fue al ceñir verónicas en los puros medios, juntas las zapatillas, citando de frente e imprimiendo a los lances la templanza que es patrimonio exclusivo de los capoteros exquisitos. Luego, ligando una honda, torerísima e inesperada tanda de naturales al buey aquel desconocedor de lo que es embestir. Finalmente, matándolo a volapié neto, por el hoyo de las agujas.

Con el cuarto, grandón, sospechoso de pitones, un punto violento y de feo estilo, se peleó Cámara intentando embarcarlo por redondos y por naturales en el transcurso de un trasteo valeroso, y mató de nuevo por el hoyo de las agujas, esta vez no a volapié neto, sino un poco turbio; es decir, echándose fuera. Le aplaudió mucho la afición, en reconocimiento a su torería y a los méritos que había contraído para volver a Las Ventas, con mejor género. Aunque será dificil, mientras siga ese equipo de veterinarios. Con ese equipo de veterinarios, el día menos pensado va a salir en Las Ventas la vaca lechera. Vaca cojitranca y patichula, faltaría más.

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