Silvio Berlusconi cierra el acuerdo de Gobierno en Italia con la Liga y los neofascistas
Silvio Berlusconi, Umberto Bossi y Gianfranco Fini anunciaron a la una de la madrugada del viernes, como representantes de Forza Italia, la Liga Norte y la neofascista Alianza Nacional, respectivamente, un acuerdo de principio para la formación del Gobierno italiano. El pacto, previsible pese al tira y afloja que el representante de la Liga ha mantenido durante las negociaciones, y que, de hecho, parece concluir con pocas satisfacciones para Bossi, deberá ser concretado durante este fin de semana y dado a conocer el lunes. Se someterá a la confianza del Parlamento el miércoles o el jueves.
La atribución del Ministerio del Interior, que la Liga había reclamado para sí como irrenunciable, pero que ni Berlusconi ni, al parecer, el presidente de la República, Oscar Luigi Scalfaro, que rían poner en manos de un partido poco fiable e imprevisible en cuanto al uso que podría hacer de los secretos de la República, sigue siendo el punto menos resuelto del nuevo equipo.
Lo que sí parece seguro es que el nuevo ministro escapará a la lógica del reparto entre los partidos.
Los aliados han dado a Berlusconi el visto bueno sobre varios técnicos, a fin de que explore si están o no dispuestos a asumir el cargo. El presidente de Forza Italia y dueño del grupo empresarial Fininvest, que el pasado viernes apaciguó los temores de los jueces a que el nuevo Ejecutivo les prive de la independencia conquistada en los últimos años, quiere a toda costa que Interior sea para un magistrado. Prueba de ello es que el nombre de Antonio di Pietro, el más conocido de los fiscales que llevan la investigación Manos Limpias, era el primero de la lista de consultas.
Entrevista en Roma
Pero el magistrado milanés, que hace una semana dijo que no entraría en el Gobierno, reiteró ayer su negativa al propio Berlusconi, con quien mantuvo una inesperada entrevista en Roma. "He tenido el honor de entrevistarme con el presidente del Consejo al que he confirmado que es timo que, en este momento, debo seguir adelante con el trabajo iniciado junto a mis colegas de Milán", declaró Di Pietro después de ver a Berlusconi en Roma.
Según algún diario, el propio Scalfaro estaba empeñado en convencer al magistrado milanés de que aceptara el cargo. Pero, al parecer definitivamente, Berlusconi tendrá que repasar la lista alternativa con nombres de otros magistrados también célebres.
Más clara es la composición del equipo económico, otro terreno en el que la Liga Norte sale malparada con respecto a las exigencias de Bossi, y que Berlusconi ha estructurado también básicamente con personas ajenas a los partidos vencedores.
Para empezar, Antonio de Martino, el economista de Forza Italia, el profesor de la Universidad católica de Roma que animó la campaña electoral con sus polémicas propuestas de reforma radical del sistema fiscal y otras novedades fulgurantes, ya no será ministro económico. Como sabe idiomas, Berlusconi le manda a Exteriores; y para atender la economía, echa mano del pasado.
El ministro del Tesoro, el cargo clave del equipo, será encomendado a Lamberto Dini, un funcionario del Banco de Italia conocido por su fidelidad tradicional al ex presidente democristiano del Gobierno Giulio Andreotti. También será de influencia democristiana el ministro de Finanzas, Giulio Tremonti, otro técnico que concurrió a las últimas elecciones generales con el Pacto de Mario Segni.
La Liga Norte, que había dicho que exigía irrenunciablemente el Ministerio del Tesoro y que el de los Presupuestos era irrelevante, se contentará con esta última cartera, que será asumida por Giancarlo Pagliarini, el único técnico liguista de prestigio. Como consolación, la Liga tendrá también el Ministerio de Industria.
Un dato cierto es que el subsecretario de la Presidencia será Gianni Letta, estrecho colaborador de Berlusconi en Fininvest, y también se considera seguro que el Gobierno tendrá dos vicepresidentes: Giuseppe Tatarella de Alianza Nacional, y Roberto Maroni, el segundo de Bossi.
Justicia
Maroni podría asumir también la cartera de Justicia, que Berlusconi quisiera para Cesare Previti, el abogado de Fininvest. Pero la izquierda planteó serias objeciones ante Scalfaro con respecto a este eventual nombramiento, ya que el nuevo ministro estaría en condiciones de advertir a sus clientes de Fininvest de la apertura de eventuales diligencias judiciales que les afecten.
Berlusconi baraja otras carteras para Previti, así como para uno o dos representantes del Centro Cristiano Democrático (CCD), la escisión de derechas de la antigua Democracia Cristiana que fue a las elecciones con el bloque de los vencedores.
El nuevo Gabinete tendrá probablemente más de dos ministros neofascistas, ligados al Movimiento Social Italiano (MSI), que es el núcleo fundamental de la Alianza Nacional que dirige Fini.
Pero parece improbable que dicho movimiento logre las competencias en materia de Educación o Trabajo a las que aspiraba, para proyectar el contenido social que caracteriza a sus raíces históricas.
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