Wagner o por Sting

La soprano María Villa eligió personalmente los temas de amor que a ella le gustaría escuchar en un concierto. Canciones de amor del siglo XX es el resultado. Kurt Weill, Georges Gershwin y Sting están entre los compositores favoritos de esta soprano que sobrevive alejada de los circuitos operísticos. Su recital, Canciones de amor del siglo XX, se escuchará mañana en el Círculo de Bellas Artes, dentro de la programación del Dos de Mayo. Actuará acompañada por el pianista Gerardo López Laguna. Para la selección de las canciones, María Villa sólo ha tenido en cuenta una cosa: "He elegido aquellos temas que a mí me gustaría oír si fuera a un concierto", asegura. El resultado final es un exquisito repertorio que incluye música y letras de autores como Erik Satie, Alban Berg, Gabriel Faure, Francis Poulenc, Arnold Schoenberg, Frederic Mompou, Luciano Berio, Kurt Weill, Charles Ives, John Cage, Sting, Paul Eluard o James Joyce.

Dicen que María Villa ya ha entrado en la cuarentena, pero sigue conservando su cara de adolescente. Observando su currículo se entiende que no puede ser demasiado joven una mujer que hace más de dos décadas eligió el camino más difícil -"el más satifactorio", según ella- para ejercer de soprano. La ópera, por la que también se ha paseado, nunca le ha interesado demasiado. "Me gustan las cosas más intimistas, donde se puedan transmitir sensaciones o sentimientos", explica.

Esta soprano de voz envolvente y un registro sorprendente ha interpretado repertorios nada típicos, dentro y fuera de España. María Villa piensa que, a las dificultades que se ha encontrado por su especial elección artística, hay que añadir el hecho de que no se programe habitualmente este tipo de música. Pero el público nunca falla y sus recitales son un éxito.

Fundadora de grupos como Orquesta de las Nubes, Rarafonía o Concierto de los Afectos, ha hurgado en todas las músicas posibles, desde el medievo a la creaciones minimalistas, pasando por las dodecafónicas.

Su especial atención a los textos le viene dada por su afición a la música antigua, y especialmente al barroco español: "Ahí se aprecian las sutilezas y matices de las que es capaz nuestro idioma, aunque se trate de textos que casi siempre hablan de desgarros amorosos", afirma.

A su dificil situación profesional la soprano añade más complicaciones. Hace años descubrió que en Holanda vivía uno de los mejores pedagogos de voz que hay en el mundo: Wout Oosterkamp. Ni corta ni perezosa, se plantó en Amsterdam, audicionó con él y Oosterkarnp la eligió como alumna, algo que no es nada fácil dado el número de solicitudes.

Desde hace dos años, como quien va al conservatorio de la esquina, María Villa coge el avión en vez del metro -su billete cuesta 45.000 pesetas en vez de las 125 pesetas del suburbano- y se baja en Amsterdam, recibe cinco clases y se vuelve con deberes para unas semanas.

Ello supone un gran esfuerzo económico en su precaria economía. Si se le pregunta por los sueldos millonarios que perciben algunos cantantes líricos, sonríe al tiempo que asegura: "La gente no se da cuenta que comparar a los grandes divos con los que estamos en otro nivel es como buscar similitudes, en cuanto a posición económica, entre Emilio Botín y un empleado del Banco Santander", dice. También se lamenta de que en este país se le dedique muy poca atención a la cultura. "De qué sirve montar una gran exposición u ofrecer un gran concierto si no se educa a la gente a ver cuadros y a oír música".Canciones de amor del siglo XX. Círculo de Bellas Artes (Marqués de Casa Riera, 2). Jueves 5 de mayo, a las 20.00. 300 pesetas.