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PROBLEMAS URBANOS
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Las 10 pesadillas de Madrid

Los madrileños, sin duda, están preocupados por el terrorismo, el paro, la falta de viviendas y la carestía de la vida. Pero éstos son problemas de solución compleja. Otras desgracias, en cambio, se notan tan cercanas y sencillas que se sufren con la sensación de que un mero plumazo puede arreglarlas. Se trata de las pesadillas que provoca la difícil convivencia en el asfalto. Aquí se relatan los 10 principales dolores de cabeza de los madrileños, extraídos de los cerca de 3.000 mensajes que ha grabado desde octubre el contestador automático de El País Madrid (337 92 64). Y, junto a estas penas, las soluciones que proponen expertos o responsables. Y cómo protestar y defenderse.

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Chequeo a las 10 pesadillas de los madrileños

¿Cuántas cacas dice?

PROBLEMA. Madrid es una ciudad con tres millones largos de hombres y unos 140.000 perros. Los primeros se suelen esconder para defecar; los segundos alfombran la calle de excrementos. Los lectores así lo reflejan: "He contado 74 cacas de perro desde el metro de Cuatro Caminos hasta la calle de Hernani ¿Es que nadie va a hacer nada?" (24 de febrero de 1994). Las cacas de perro han sido el tema estrella en seis meses de funcionamiento del contestador.No es que nadie haga nada: el Ayuntamiento organizó unos cursillos de educación después de que el alcalde enviase 80.000 cartas a los dueños de los canes censados pidiéndoles en verso que sus perros, no dejasen "el recado" en las aceras. Han pasado por los cursos de los 21 distritos 6.500 personas. A eso hay que añadir las máquinas que expenden bolsas guante (300 en 10 distritos centrales) y los lotes de 20 bolsas que se pueden recoger gratuitamente en todas las juntas.

Pese a todo, Madrid se ganó el título de ciudad europea más sucia por culpa de las caninas, es decir, las cacas de perro. Y quién sabe, a juzgar por la molestia que se tomó un lector llamado Francisco, si no obtendría la capital de España el título mundial: "Un amigo mío y yo contamos las cacas de perro en seis avenidas de Manhattan. Asómbrense: contamos 26, mientras que en un tramo de la Castellana, todo Martínez Campos y Eloy Gonzalo hasta Quevedo ... 164" (3 marzo 1994).

COMO PROTESTAR. El presidente de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Madrid, Manuel Muñoz Peces-Barba, reprende a los dueños de los perros y al Ministerio de Educación: "A un can se le habla, como a los niños, y entiende bien. Desde que es un cachorro y hasta los siete meses es capaz de educarse para defecar en un lugar apropiado; esto es, el alcorque de un árbol, o la tierra, un lugar al que va espontáneamente. La educación de los ciudadanos empieza en el colegio; y como eso falla, hay que tomar medidas administrativas, es decir, los cursillos y las multas".

Cuando el sufridor del perro del vecino quiere denunciar los abusos, poco puede hacer, según Fernando Martínez, asesor municipal para Medio Ambiente. "Si se llama a la policía para denunciar que alguien no ha recogido la deyección de su perro, a ver cómo se demuestra que el responsable de las caninas es el acusado", observa Martínez. Es decir, que hay que pillar a perro y amo en flagrante delito para poder multar (al segundo, claro). Aun así, la Patrulla Verde de la Policía Municipal (que obliga al dueño del perro a recoger la caca) puso en sólo una semana 25 sanciones (de hasta 15.000 pesetas) cuando, en marzo, empezó a actuar. Se les puede encontrar en el 092.

Su coche tiene foto

PROBLEMA. El centenar de grúas que circula a diario por las calles de Madrid es el coco para los conductores indisciplinados -se llevan casi 500 coches al día- y la causa de las caras larguísimas que se observan en la ventanilla donde hay que pagar las 18.530 pesetas de rigor si se quiere recuperar el coche, tenga razón el Ayuntamiento o el automovilista porque, desde el 1 de enero de 1993, prima el principio de pagar antes de entregar. La cuenta engorda cuando el automovilista ha dejado pasar un día para recoger su coche (1.280 pesetas) o las horas (165 pesetas a partir de la quinta hora de estancia en el depósito).José Manuel Morales, director de la Policía Municipal, dice que la grúa es selectiva: "Actuamos sobre los coches que están en paso de cebra, cegando una salida de emergencia o un carril para autobús". Si el tráfico no se agrava por el coche, puede que no se retire. En 1993, la grúa se llevó menos coches que el año anterior: 170.820 frente a 172.801.

Si su coche ha desaparecido, en el teléfono 345 00 50 le sacarán de dudas.

CÓMO PROTESTAR. El primer consejo es aparcar bien. Pero si el afectado por el gancho se considera agraviado, puede, -eso si, después de pagar religiosamente- interponer un recurso ante la Policía Municipal (Ronda de las Provincias s/n), explica el jefe de la Policía, José Manuel Morales. Y no crea el lector que puede reclamar sin causa. Los agentes que acompañan a la grúa fotografían el coche antes de auparlo, para que se observe la infracción. El tener que pagar antes de retirar el coche ha sido objeto de una reclamación ante el Defensor del Pueblo por el Comisariado Europeo del Automóvil.

En el caso de los coches que la grúa traslada por algún acontecimiento en la calle (2.389 en 1993), no hay que pagar por el servicio. La grúa se vuelve buena igualmente cuando recupera el coche robado. Entonces tampoco se cobra.

Muchos afectados se quejan de que su vehículo estaba mal aparcado pero no molestaba, y sin embargo el arrastre respetó otro coche que perturbaba más el tráfico y que se quedó en su sitio porque resultaba más complicado subirlo al remolque. La policía lo niega.

Ensucie menos, lave más

PROBLEMA. Las quejas por la suciedad de las calles de Madrid ocupan el segundo lugar en la lista de las pesadillas más populares. Incluso los turistas son sensibles. "Madrid es la ciudad más bonita, pero también la más sucia que he conocido", le contaba Marina al contestador (3 de marzo de 1994).La noticia de que la capital de España había sido inmortalizada con el título europeo de la suciedad por un estudio británico, desató un aluvión de llamadas al contestador. Además, provocó un par de experimentos: en uno de ellos, cuatro periodistas recorrieron un sábado de febrero el kilómetro cuadrado en tomo a las Cortes que los británicos habían pateado el noviembre anterior. Si la responsable municipal de Medio Ambiente, Esperanza Aguirre, culpaba del pobre resultado de los ingleses a una huelga, este periódico halló suciedad a espuertas sin ningún acontecimiento extraordinario: nueve puntos negros y al menos 20 manzanas especialmente sucias.

El segundo experimento consistió en recriminar a los ciudadanos que ensuciaban: echaban la culpa a otros. Así, el hombre que tiró una bolsa de pipas culpó a los perros de la inmundicia. Del mismo modo, el PSOE dirige sus iras al equipo del PP, y éste asegura que los madrileños son únicos en ensuciar lo que limpian 5.000 barrenderos.

COMO PROTESTAR. Un lector llamado Enrique propuso una solución al contestador: que los responsables de limpieza del Ayuntamiento "cojan los cepillos y se pongan a barrer ¡que es lo suyo!, cuando todo esté impoluto iremos a Londres a protestar, por calumniadores" (31 de marzo).

Pero el remedio más lógico consta de dos partes: ensúciese menos y límpiese mas. Esa combinación falla en Madrid. Fernando Martínez, el asesor de Medio Ambiente de la concejal de Medio Ambiente, Esperanza Aguirre, y de su compañero de equipo Luis Molina, edil de Limpieza, contesta invitando a marcar el número gratuito 900 10 20 00 de Medio Ambiente (funciona por las mañanas pero tiene un contestador el resto del día) para denunciar todo lo imaginable: coches abandonados, puntos negros de suciedad, vertidos incontrolados.

"Lo que más denuncian los vecinos", reconoce Martínez, "es la suciedad en la propia calle". El pasado mes de marzo, 9.185 madrileños marcaron ese número. Más de la mitad (5.371) solicitaron información. La denuncia más frecuente (17%) fueron problemas con los cubos de basura o destrozos en el mobiliario urbano.

Otro dato útil: la Patrulla Verde de la Policía Municipal de Madrid (con 100 agentes en nómina) ha pasado a depender del área de Medio Ambiente, con sede propia y campañas estacionales. Para requerir su presencia sólo hay que llamar al 092.

Ladrones de sueños

PROBLEMA. "¿Por qué la seguridad privada tiene que estar por encima de un bien público tan sencillo como es el dormir?", preguntaba Juan Antonio al contestador este mismo mes; "son las once y media de la noche, intento dormir pero está sonando la alarma de un coche". La noche madrileña sufre de la enfermedad de las sirenas desatadas, los garitos que se saltan el límite de decibelios -en el barrio de las Letras, por ejemplo- y alguna que otra fiesta atronadora con las ventanas abiertas al patio del vecino hasta bien entrada la madrugada.La Organización Mundial de la Salud cifra en 65 decibelios el límite sonoro admisible. Para entenderse, un teléfono emite timbrazos de 70 decibelios y el frenazo de un autobús organiza un estrépito de 100 decibelios.

Pues bien, más de dos tercios de la superficie de la almendra central de la ciudad supera este límite entre las 10.00 y las 18.00 horas, nada menos que 10 horas al día. Los distritos de Salamanca, Chamberí y Centro son los más ruidosos. El tráfico, según los expertos, fabrica el 80% del sonido ambiental. Pero los 105 decibelios de una alarma pueden rasgar el rumor de la noche -los 130 indican el umbral en que el sonido produce dolor- y amargar el sueño a un puñado de vecinos hasta que alguien la desconecte.

COMO PROTESTAR. Quienes tienen el sueño ligero están de enhorabuena. Hasta ahora, nada podía hacer el Ayuntamiento para castigar a los dueños de las alarmas que se disparan a cualquier hora de la noche, según reconoce el jefe de Contaminación Atmosférica del municipio, Joaquín Fernández Castro. Cuando la ordenanza aprobada el pasado viernes entre en vigor, ambos dispositivos habrán amortiguado su vocerío. Las alarmas no sonarán más de 60 segundos seguidos ni por encima de 85 decibelios (medidos a tres metros). Solo se podrá repetir este ciclo cinco veces. El volumen de las sirenas de las ambulancias también queda limitado.

A esta norma se han sumado unos añadidos en las ordenanzas que permiten cerrar el bar ruidoso durante medio año como máximo. Fernández Castro invita a denunciar los abusos a su departamento (Barceló, 6, 28004 Madrid). Si no se obtiene satisfacción en un asunto municipal, como el señalado, además del departamento correspondiente, está la oficina de Protección al Vecino, que agiliza los asuntos (Plaza de la Villa, 5, planta baja 588 26 81 / 26 79) y que es aplicable a todas las pesadillas aquí reflejadas. El año pasado resolvió 167 expedientes de un total de 176 presentados.

Hay otras soluciones: la instalación de pantallas acústicas -hay pocas- en las vías rápidas, limitar el tráfico en el casco antiguo, aplicar asfalto poroso, renovación de los coches y ampliación de las zonas ambientalmente protegidas.

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Uno contra dos millones

PROBLEMA. "Madrid es una ciudad para los coches", le contaba una vecina de Clara del Rey al contestador, "yo todavía puedo cruzar las calles corriendo porque tengo 37 años, pero cuando tenga 70, si llego, no sé cómo voy a poder cruzar" (7 abril 1994).Los coches ahogan Madrid poco a poco; los últimos datos señalan que en la ciudad hay un millón menos de coches que de habitantes. Es decir, dos millones de turismos conviven con el peatón y a cada calle tocan 30.000 coches. Aunque el tráfico disminuyó un 1% en el centro, en el resto de la ciudad se incrementó un 10% según el último mapa de densidades circulatorias elaborado por el Ayuntamiento, correspondiente a 1992. El peso del tráfico lo soportan más los cinturones.

El PP no ha lidiado bien con el tráfico, a juzgar por algunos datos. La Policía Municipal multó menos en 1993 y ello debido a la desmoralización de los agentes: sólo se pagan seis de cada 1.000 multas; la ORA registró ese año los peores resultados de su historia, con los vecinos pasando de ella y los controladores, controlando menos de la mitad de las calles que tenían que vigilar. Y los pasos subterráneos, obras mimadas por el equipo de Gobierno, no hicieron sino multiplicar el tráfico en las calles de su influencia: la Castellana registró en 1992 entre 20.000 y 30.000 más coches que en el mapa circulatorio de 1988 cuando no existía el paso subterráneo de la Plaza de Castilla.

COMO PROTESTAR. El Ayuntamiento no se plantea restringir al tráfico el centro de la ciudad y parece que no es capaz de poner coto a los conductores indisciplinados que toman prestado el territorio de los peatones aparcando en cualquier lugar. Este periódico constató hace diez días la existencia de casi 1.000 coches mal aparcados en tan sólo dos kilómetros cuadrados de superficie del centro. El propio director de la Policía Municipal, José Manuel Morales, aconseja el uso del transporte público y la búsqueda de vías alternativas. Sus agentes tienen la consigna de entregar la multa al infractor o dejarle el papelito en el coche.

Lo que puede hacer el peatón avasallado por el tráfico rodado es denunciar él mismo las infracciones que observe: el coche que ciega una salida de emergencia o una esquina sin dejar paso a los peatones. "Lo puede denunciar a un agente de la Policía Municipal, identificándose y dando el número de matrícula del vehículo que presuntamente infringe las normas", explica Morales. "Incluso lo puede hacer por correo, enviando una fotocopia de su carné de identidad a la Policía Municipal, Ronda de las Provincias s/n." El juez Ramón Saéz recomienda denunciar al conductor que haya causado daños a un peatón. "Si el peatón ha necesitado tratamiento médico, al conductor le puede caer una multa, la privación de conducir o el arresto".

La obsesión verde

PROBLEMA. Los madrileños empiezan a desarrollar la pasión recicladora y la preocupación por los árboles y los parques de la ciudad. El contestador está plagado de mensajes que denuncian que un contenedor de papel está lleno, que el Ayuntamiento no poda o levanta los árboles para alguna obra o que ya está bien de plazas duras, llenas de cemento. Y denuncias muy concretas: "Un camión cisterna con el cartel de 'agua reciclada' visible estaba llenando el tanque en una boca de riego para luego baldear la calle, a pesar de que había llovido toda la noche". Ocurrió a las 15.30 del 10 de enero de 1994, en la calle de Almagro, según un lector (13 de enero de 1994). "¿Por qué este año el Ayuntamiento no recoge a domicilio los árboles de Navidad? Es una auténtica lástima", se preguntaba Concha. Esta mujer no fue la única en llamar por ese asunto.En el Ayuntamiento aseguran que los problemas de vandalismo que existían hace años al plantarse un arbolito han desaparecido y que, incluso, los vecinos llaman para pedir árboles para su calle.

Los madrileños han multiplicado por cinco el vidrio que se recoge para utilizar de nuevo. Cada vecino de la capital ha depositado tres kilos el pasado año en alguno de los 1.800 contenedores de botellas y tarros que hay en toda la ciudad.

Y da la ¡mpresión de que piden más.

COMO PROTESTAR. Llamando al teléfono 900 10 20 00 cuando se observen infracciones contra el Medio Ambiente o para informarse de dónde se pueden entregar los cartones o el papel y las pilas usadas o el vidrio. Hay contenedores para vidrio en todo Madrid y 1.200 recipientes para papel y cartón en ocho distritos, aunque en todas las dependencias municipales y juntas de distrito se pueden encontrar.

Además, en Fuencarral y Vallecas Villa hay dos centros de recogida de muchos residuos: además de vidrio, papel, cartón y pilas, se pueden depositar los frigoríficos viejos, los enseres y los tetra-brik.

"Hay que ser pesados e insistir en el Ayuntamiento", dice Jesús Canases, de la Asociación Ecologista de Defensa de la Naturaleza (Aedenat), "lo que tiene que hacer es extender el proyecto piloto de separación de basuras. Algunos barrios del norte de la ciudad tienen dos cubos distintos. Uno para las sobras de comida (sin envases, claro) y otra para el resto de las cosas".

Jesús, que dice que el mejor reciclaje es no tener que reciclar, es decir, no generar residuos, es partidario de usar el transporte público para limitar otros residuos tan importantes como el vidrio. Critica la política municipal de tratamiento de basuras e invita a concienciarse en la sede de Aedenat (Campomanes, 13, 2º, 28013 Madrid 5411071), cuyas mujeres dan charlas y han elaborado un decálogo de consejos para el reciclaje.

Las zanjas de Penélope

PROBLEMA. Las zanjas son un elemento más del paisaje urbano, un martirio para los oídos cuando el martillo neumático las produce y, sobre todo, una enfermedad que regresa cada cierto tiempo a la misma calle, como la gripe. Los lectores se quejan: Josefina preguntó "si no podrían ponerse de acuerdo los del gas con los del teléfono y los de la luz para no agujerear un día sí y otro también la plaza de Platón" (16 de diciembre de 1993) "El cruce del paseo de las Delicias con Ferrocarril parece la obra de Penélope: abrir y cerrar, abrir y cerrar para nunca acabar", aseguraba Mari Carmen (24 de marzo de 1994).La ciudad tiene 2.200 kilómetros de calle, mucho asfalto para atravesar por el Ayuntamiento y las compañías que llevan el agua, la luz o el teléfono. El municipio pretende que, cuando una compañía tiene que empezar a picar una calle, las demás lo hagan al tiempo.

"Pero hay obras que no se prevén; por ejemplo, una simple avería o las que demanda un vecino", explica Juan de las Heras, el responsable municipal de conservación de las calles. "Eso ocurre en el centro, cuando un edificio se convierte en apartamentos. Si antes bastaba con cuatro líneas de teléfono, luego hay que poner 20".

COMO PROTESTAR. La ciudad seguirá abriéndose las tripas periódicamente, según el responsable en el Ayuntamiento de obras en las calles, Juan de las Heras, "sobre todo en el centro, cuyos vecinos fueron los primeros que tuvieron los servicios que ahora han de modernizarse. En Madrid están obsoletos en el 70%". De todos modos, De las Heras ofrece unas cuantas instrucciones para que el ciudadano pueda evitar peligros o abusos de las compañías: "Las vallas que rodean la obra tienen que ser blancas y en ellas ha de figurar la compañía que está cavando la zanja y la contrata que efectúa los trabajos. Estas vallas tienen que cubrir todo el contorno del agujero. No vale que se ponga una y se le ate una cinta que impida el paso. Hasta que se asfalte de nuevo la calle, han de taparse los agujeros con planchas de metal". Las vallas amarillas suelen ser municipales.

Si el vecino observa que las zanjas son peligrosas, puede dirigirse al departamento municipal de Conservación de Vías Públicas: C/ Guatemala, 24 o C/Enrique Jardiel Poncela, 8). El pasado año, se recaudaron 10 millones de pesetas en multas a las compañías por fallos como éstos, lo que implica 550 sanciones.

"En caso de que se produzca un accidente o una caída de un ciudadano", explica De las Heras, "nosotros ratificamos en un informe las lesiones para la denuncia que él interponga".

Goteras en la otra casa

PROBLEMA. "¡Que se respeten los derechos de los no fumadores" clamó Ana al contestador, quejándose en octubre. Una veintena de lectores lamentan que se fume en el metro impunemente, que un autobús determinado funciona mal, que otra línea solo tenga tres autocares. Otros se quejan de la inseguridad de los pasillos del subterráneo o se preguntan qué hace la policía contra los carteristas que pasan de vagón en vagón vaciando bolsillos. Hasta aportan un curioso porcentaje: "El 90% de los conductores de la Empresa Municipal de Transportes son muy antipáticos", decía María (21 enero 1994).La mitad de los madrileños (55%) tarda más de media hora en llegar al trabajo. Muchos de ellos usan el transporte público y pasan mucho tiempo al día moviéndose. Prueba de ello son los récords de uso del transporte público: 1.210 millones de viajes en 1993, una marca que no se había superado desde 1974. La mayoría de los desplazamientos (42%) se produjeron en metro; y un tercio (35%), en autobús, según el Consorcio de Transportes.

CÓMO PROTESTAR. Quizá no sepa el lector que el metro posee hojas de reclamaciones. El usuario puede pedirlas en cada una de las taquillas blindadas que hay en las estaciones. La queja va al Consorcio de Transportes, cuyo responsable aplicará multas, por poner un caso, de hasta 86.000 pesetas por fumar; cosa que hasta ahora no ha ocurrido, ya que los inspectores se han limitado a informar. Fidel Angulo, el gerente del Consorcio, promete sanciones para junio. Los usuarios del metro pueden llamar al 552 59 09 o escribir al Gabinete de Relaciones Externas de Metro (C/ Cavanilles, 58, 28007 Madrid). En 1993 se tramitaron 2.000 quejas (el torniquete que falla, la máquina de billetes que no devuelve el dinero ... ). Ana Blázquez, portavoz de la empresa, recomienda, si hay problemas con los empleados: "El agente lleva una chapa con un número, pero si el usuario sólo nos dice la hora y la estación, también sabremos de quién se trata".

Los autobuses no tienen libro de reclamaciones, pero las quejas se dirigen a la secretaría general de la ENIT (C/Alcántara, 24, 28006 Madrid). Prometen contestación a todas.

Una tortura de muchos

PROBLEMA. Un lector llamó dos veces en la primera semana de febrero para quejarse de que los dueños de perros regalaban a los vecinos de pisos inferiores los pelos de sus animales. También habló de la porquería de los manteles, mantas y alfombras que le entraba por la ventana (10 de febrero de 1994). En Madrid, tres millones de personas viven forzosamente cerca de una decena de familias, inquilinos de su misma casa. La agresión puede venir en forma de migas, de fiestas nocturnas, de disputas o de agresiones. "Soy un vecino del distrito Centro que tiene que compartir escalera con una pensión que no respeta las normas de convivencia, ni en higiene del espacio común, ni en seguridad, ni en ruidos..." (3 de marzo de 1994).Para mayor escarnio, hasta las propias juntas municipales desconocen las nuevas ordenanzas que penan con sanciones de hasta 10.000 pesetas el sacudir la alfombra encima del vecino. 14 de las 21 juntas informan erróneamente de esta norma (véase El País Madrid del pasado 19 de abril).

CÓMO PROTESTAR. Ramón Sáez, juez de instrucción 38 de Madrid, tuvo que vérselas con un caso insólito. Un hombre practicó un agujero en su cuarto de baño y tiraba excrementos a su vecino de abajo. "Lo que hice fue avisar a los servicios de Salud Mental". El magistrado es muy escéptico con los problemas de convivencia: "Si el vecino agraviado pone una denuncia en comisaría o en el juzgado de guardia, el asunto llega aquí como falta, y eso si ha habido daños -como roturas de cristales o de enseres- o malos tratos físicos o psíquicos, como pueden ser vejaciones de un hombre a un niño. Realmente es un problema de servicios sociales, de marginación o salud mental. Pero reconozco que es gravísimo". Las penas, que a veces sirven para algo, son multas de 5.000 a 100.000 pesetas o arrestos domiciliarios.

El Ayuntamiento puede ayudar ahora más que antes, con las recientes modificaciones en las ordenanzas de Medio Ambiente. Se pueden conocer y reclamar en el teléfono 900 10 20 00. Si nada se consigue se puede acudir a la Oficina Municipal de Protección al Vecino (Plaza de la Villa, 5, bajo 588 26 81 o 588 26 79).

Conozca sus derechos

PROBLEMA. Una lectora se quejó en la primera semana de abril de que un taxista le cobró 600 pesetas de suplemento a partir de El Corte Inglés de la Castellana un día que jugaba el Real Madrid, sin que ella fuera a asistir al espectáculo. Si el taxista le hubiera cobrado el suplemento correcto -en caso de ir al estadio-, sólo serían 125 pesetas más, que sumadas a las 150 de suplemento en día festivo (en caso de que lo fuese) supondrían 275 pesetas. Por lo tanto, el conductor del taxi incurrió en la falta muy grave de cobrar de más sin motivo, lo que le pudo haber costado la suspensión del permiso de conducir hasta un año o la retirada definitiva de la licencia.Este periódico ha puesto a prueba en dos ocasiones a algunos de los 15.500 taxistas de la capital. Por ejemplo, 22 de los 35 taxis que tomaron cinco periodistas en febrero de 1993 incumplieron las ordenanzas municipales o cobraron de más. La experiencia carece de valor científico pero, repetida por otra periodista unos meses más tarde, arrojó exactamente el mismo saldo de picaresca.

CÓMO PROTESTAR. El Ayuntamiento recomienda una ojeada a la ventanilla del taxi, donde, en inglés y español, se expone, bajo las tarifas, la siguiente frase: "Exija recibo oficial en caso de duda y reclame en plaza de la Villa, 4, 28005 Madrid, teléfono 447 07 / 14 / 15". El cliente debe quedarse con el número de licencia (plasmada en una placa adosada al salpicadero), pedir el recibo oficial del Ayuntamiento (con el número troquelado) e ir a reclamar: pasará a formar parte de los 170 denunciantes mensuales, la mayoría por pagar de más o por dar un rodeo.

Eladio Núñez, el presidente de la Asociación Gremial del Taxi, que agrupa a más de 11.500 taxistas, añade: "También puede acudir a Vallehermoso, 1, y que no se olvide el usuario de que el taxi debe llevar una hoja de reclamaciones".

No viene mal conocer las ordenanzas: saber, por ejemplo, que no se pueden sumar los suplementos de festivo y nocturno, que el conductor ha de detener el taxímetro para mirar el callejero o que el taxista tiene razón si cobra 125 pesetas por llevar a un perro o 50 por una maleta mayor de 55x35x25 centímetros.

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