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El Vaticano reimplanta la sotana o 'clergyman' obligatorios para el clero

Los sacerdotes españoles acogen con indignación y soma la nueva norma

Por sus vestidos, no por sus obras, los conoceréis. El repartidor del butano lleva uniforme en sus horas laborales. Pero la mayoría de los curas, desde el Vaticano II, no. Alternan los trajes con la cazadora y el traje civil. Y esto, a juicio de Roma, no puede ser. Los creadores vaticanos han diseñado la moda fin de siglo para el clero, que no es muy original: sotana o traje, a establecer por la Conferencia Episcopal, que podría ser el clergyman. Vuelven los tiempos preconciliares. La instrucción, que sacraliza de nuevo la figura del sacerdote, ha sido acogida con indignación y hasta con sorna por el clero español.

La nueva moda aparece en el Directorio para el Ministerio y la vida de los presbíteros, elaborado por la Pontificia Congregación para el Clero. "En una sociedad secularizada y tendencialmente materialista, donde tienden a desaparecer incluso los signos externos de las realidades sagradas y sobrenaturales, se siente particularmente la necesidad de que el presbítero -hombre de Dios, dispensador de Sus ministerios- sea reconocible a los ojos de la comunidad, también por el vestido que lleva, como signo inequívoco de su dedicación y de la identidad del que desempeña un ministerio público", dice el texto. "O sea, que la dedicación se valora por la forma de vestir, no por el trabajo", espeta un sacerdote.Pero la instrucción no acaba ahí. El diseñador vaticano, que seguramente no utilizó patrones ni se estrujó mucho el cerebro para recuperar la moda preconciliar, sostiene que el clérigo "debe llevar un traje eclesiástico decoroso". Y el más decoroso, entiende, es la sotana.

Si no luce el traje talar, deberá utilizar uno "diverso de la manera de vestir de los laicos y conforme a la dignidad y sacralidad de su ministerio". En este caso, puntualiza, su forma y color deberá ser establecido por la Conferencia Episcopal, en este caso la española.

Numerosos sacerdotes han acogido con indignación y hasta con guasa esta instrucción. Así, uno con responsabilidades diocesanas, declara irritado: "Nos van a decir la forma y el color: con levitas o sin levitas, con traje cruzado o no, con bolso para el pañuelo o sin él". "¿Acaso la sotana o el clergyman da mayor dignidad?", se pregunta. Y no para: "¿Y el color? ¿Dónde está escrito que el color ha de ser negro, por qué no verde?". Se siente herido, porque no entiende como un documento de la Iglesia Universal, "de este calibre", puede "descender a regular nimiedades de este estilo".

Preconciliar

Buen número de profesores de la Universidad Pontificia de Salamanca también han acogido con indignación la instrucción, especialmente porque vincula la dignidad de su ministerio a la vestimenta. Porque el documento indica, además, que "exceptuando las situaciones del todo excepcionales, el no usar el traje eclesiástico por parte del clérigo puede manifestar un escaso sentido de la propia identidad de pastor, enteramente dedicado al servicio de la Iglesia".La teología que subyace en esta instrucción es, por lo demás, y como recuerda otro sacerdote, preconciliar. "El Vaticano sacraliza de nuevo la figura del sacerdote, considerándolo como una persona apartada del pueblo, como alguien distinto, diferente, sacral", señala. Este mismo sacerdote añade, ya con guasa: "Volvemos a los tiempos en que se cedía el paso al sacerdote o tenía garantizado un asiento en el autobús aunque éste estuviera repleto porque siempre encontraba un amable fiel que le cediera el suyo". Y plantea otro caso, el de los curas obreros o los rurales: "Cuando nadie lleva traje en el campo, el cura con sotana o con clergyman, queda bastante lejos de la propia realidad". Los obedientes irán a la Mutua del Clero, de Madrid, y gastarán unas 30.000 pesetas por una sotana.

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