_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Bomba demográfica

LA OFENSIVA emprendida por el Vaticano contra los debates preparatorios de la Conferencia de la Población de la ONU, recientemente celebrados en Nueva York, amenaza con desviar la atención de los problemas de fondo a los que dicha conferencia deberá dar respuesta en septiembre en El Cairo. La obstinada oposición de la cúpula de la Iglesia católica a las políticas de planificación familiar y al uso de anticonceptivos constituye un obstáculo a la hora de adoptar medidas capaces de frenar un ritmo de crecimiento demográfico que supera con creces los limitados recursos disponibles del planeta. En los países subdesarrollados, este factor constituye el mayor impedimento para erradicar la miseria y el hambre, que cada día causan la muerte a unas cien mil personas.El objetivo de la conferencia es precisamente elaborar una estrategia que frene el crecimiento de la población mundial. Si ese objetivo no se consigue, la explosión demográfica será imparable: los 5.700 millones que hoy pueblan la Tierra pasarán a ser más del doble dentro de 50 años. Pero ese crecimiento de población no se distribuye con igualdad. España es un ejemplo de cómo, en el llamado primer mundo de los países ricos y desarrollados, la detención del crecimiento demográfico ya es una realidad.

En el Tercer Mundo, sin embargo, la explosión demográfica es general. Sin recursos para sobrevivir en sus países, a estas poblaciones no les queda sino la huida. España, cercana a África, es testigo de cómo no hay barreras ni controles suficientes para detener a quienes están dispuestos a arriesgar la vida antes que morir en su propia casa. El último informe sobre tendencias de los movimientos migratorios internacionales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) apunta que algunos países europeos se han salvado de la amenaza del crecimiento cero en virtud de la todavía elevada natalidad de las comunidades de inmigrantes. Sin embargo, los estallidos xenofóbicos han demostrado que la tesis de un arreglo de tales desequilibrios con el alumbramiento de una nueva civilización mestiza no tiene fácil cumplimiento.

Por ello, numerosas naciones industrializadas se han inclinado por una solución preventiva del problema. Y la ONU ha decidido ahora agarrarlo directamente por los cuernos. La necesaria contención de la natalidad no es sólo cuestión de píldoras anticonceptivas, rechazadas, además de por el Vaticano, por las culturas islámicas y por las propias mujeres de los países subdesarrollados, que necesitan muchos hijos, dado el alto índice de mortalidad infantil. Es también, y sobre todo, una cuestión de escolarización y educación de la mujer.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Se trata de encontrar un punto de equilibrio que, evite tanto las cuotas máximas de natalidad como la presión religiosa sobre las mujeres. Y es, sobre todo, un problema de dinero. El control demográfico es caro. Las estimaciones de la ONU son de 10.000 millones de dólares (1,4 billones de pesetas) de aquí al 2000. La cuestión tiene que ver con dinero y desarrollo. Lo uno y lo otro lo habrán de facilitar los países ricos. Y el Vaticano habrá de meditar sobre las consecuencias de su postura.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_