_
_
_
_
_

"Que me juzguen por mi capacidad, no por ser blanca"

Los afrikáners conservadores de Krugersdorp aceptan lo inevitable y acuden a las urnas

La voz ultra de Clive Derby-Lewis es una de las que no se escuchan en Suráfrica con motivo de las elecciones. Derby-Lewis está entre rejas, condenado a muerte, como inductor del asesinato hace poco más de un año de Chris Hani, el secretario general de los comunistas, que concurren a las urnas bajo el paraguas del Congreso Nacional Africano (ANC). El preso era diputado por Krugersdorp, pequeña ciudad a menos de una hora por autopista de Johanesburgo y feudo del Partido Conservador (KP), donde los blancos han decidido aceptar lo inevitable y han hecho oídos sordos al boicoteo de las urnas planteado por el KP.Los Botha, Gert y Joyce, salen del colegio electoral instalado en un edificio anexo al Ayuntamiento, una pequeña plaza cubierta usada como mercadillo y salón de baile. Todo está impecable, como la propia ciudad, una colección de inmuebles de poca altura ordenados a escuadra y cartabón, en la que el único edificio notable es la casa consistorial, de un blanco deslumbrante. Krugersdorp honra la memoria del presidente boer, Paul Krugers, y es un nombre casi onomatopéyico, suena como lo que es, un sólido enclave afrikaner.

Gert dice estar esperanzado con lo que está ocurriendo: "Las cosas sólo pueden ir a mejor. Ahora todos tendrán una oportunidad". Uno de los motivos de la mejora, que repite varias veces, es que "todos tendrán que pagar, los negros van a tener viviendas y luz y tendrán que pagar impuestos; y no como ahora, que todo lo pagamos nosotros". Este hombre en edad de jubilarse e histórico votante del Partido Nacional racista, que abandonó para apoyar al extinguido Partido Conservador cuando los nats empezaron a flojear con el apartheid, ha desobedecido la consigna del KP y ha votado. Asegura que también lo han hecho todos sus amigos. "¿Por qué no vamos a votar? Viljoen ha sido inteligente".

Constand Viljoen es el líder del afrikaner Frente de la Libertad y se separó de la coalición conservadora que repudiaba los comicios para combatir en la arena política por el volkstaat, un homeland sólo para blancos, que Gert espera lograr algún día.

Los Botha, racistas hasta la médula, no saben explicar muy bien qué les ha llevado a cambiar de actitud. "Las culturas nuestra y de ellos son muy diferentes", interviene Joyce. "Ellos son muy emocionales. Nosotros pensamos antes de actuar. Pero no les odiarnos".

Otro afrikaner, Jacobus van Deventer, responsable del buen desarrollo de la votación, confirma que han votado muchos blancos que sabe son antiguos electores conservadores. Cuando se le pregunta qué espera del futuro, da un profundo suspiro y hace un revelador gesto de incertidumbre. Al sentirse descubierto, sonríe. "¿Qué voy a decir? Habrá que ver. .. Espero que todo vaya bien". Es lo mismo que dicen Claire y Gillian Gibson. "¿Mandela de presidente? Habrá que ver". Las Gibson son primas y están en la veintena. Su máxima preocupación es que no se revierta la discriminación que han padecido los negros. "Si hay igualdad de oportunidades, todo irá bien", dice Claire, que ha estudiado arte dramático en Los Ángeles. "Que me juzguen por mi capacidad y no por el color de mi piel".

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

La expectante resignación de estos blancos no entra en la farmacia de Chris Viljoen, presidente del KP en Krugersdorp. Alto, con ojos azules pequeños como alfileres que miran como dispara una metralleta, Viljoen tiene una explicación al aparente abandono por parte de sus correligionarios, que han acudido a votar en masa. "Hemos dicho que pueden votar siempre que lo hagan por Vi1joen, que es de derechas y estaba con nosotros". Él, en cualquier caso no va a votar ni a favor del volkstaat -"que nunca nos van a conceder porque atraería todo el dinero de Suráfrica y no dejaría nada para los dernás", dice- ni por nada. "No voto por razones religiosas y no tengo nada más que decir". "La nueva Constitución", dice un folleto del KP en entrega, "ignora la trinidad de Dios y el nombre de Jesucristo y equipara a otros dioses con él, el rey de reyes". "Hasta la referencia a los valores cristianos ha sido eliminada de la Constitución, que convertirá en Suráfrica en un Estado secular", añade. Votar es pecado mortal.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_