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No se calle

Además de ejercer como notarios de las infracciones, los tres periodistas que elaboraron este reportaje el pasado miércoles desempeñaron el papel del ciudadano concienciado que reprocha el incivismo a los conductores. He aquí una selección de las respuestas de los infractores.

Aparcando en la parada del 28.

Para defenderse, el conductor del Ronda M-8778-FU aparcado en la parada del autobús 28 en O'Donnell utiliza un perro.

"Cuidado con el perro, que muerde", dice el hombre señalando al pastor alemán que lleva en brazos. Le acompaña su esposa.

"Oiga, su Seat está fatalmente aparcado; no sólo está en el carril-bus, sino que lo ha colocado en la salida misma del 28".

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"Bueno, ¿y qué?".

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ESPACIOS ROBADOS.

"Pues que ha estado a punto de provocar un accidente. Una señora ha tenido que hacer maniobra para sortearlo; se ha llevado una buena pitada por su culpa".

" ¿Y dónde quiere que lo aparque?".

"¿Qué pasa, que no tiene otro sitio?".

"A lo mejor la próxima vez lo aparco en tu casa, por listo".

"Hombre, es que esto no se puede hacer...".

" Ah, ¡no te enrolles, colega!" (gesto despreciativo). La esposa reacciona: "Déjalo, Alfredo, déjalo". Conductor, mujer y perro se meten en el coche, que sale disparado hacia Alcalá.

Los amantes del 'carril-bus'.

Calle de Serrano, a las 11.00.

"Son cinco minutos. Mi amigo ha ido un momento al banco" (y señala la sucursal. Luego, vuelve a leer el periódico, sentado en su Fiat M-5359-HF).

Viviendo en doble fila.

"Hombre, por lo menos yo estoy aquí, mal aparcado, es cierto, pero no me bajo del coche; así que si viene alguien, pues muevo el auto".

"Pero entre todos lo que se cosigue es que haya un carril menos".

"Es verdad, es verdad", dice, mientras sale muy tranquilamente del Volvo M-2094-PC en Claudio Coello a mediodía del miércoles. "Pero nadie es perfecto. ¿Usted es perfecto? No; pues yo tampoco. Además, soy conductor y éste es mi trabajo".

Que me vengan a buscar.

"¿Por qué lo aparca en doble fila?".

"¿Que por qué?, pues porque no hay sitio...".

"Pero es que ayer a mí me tuvieron encerrado una hora".

"¡Y a mí también! Además, yo dejo una nota para que se sepa dónde estoy".

Es cierto: mientras el coche estuvo en doble fila, él permaneció en el número 32 de Claudio Coello, bajo interior izquierda, en la empresa La Central. La nota terminaba con un "perdonen las molestias". Los vehículos que perdieron ese carril no podían leer el mensaje.

Pasión por las esquinas.

El conductor del gran coche aparcado en la esquina de Fuencarral con Beneficencia respondió a través del cristal:

"He dado ya algunas vueltas, tengo poco tiempo y he visto a éste mal aparcado y lo he dejado detrás".

"¿Y el subterráneo?".

"Están todos así" (con gesto de saturación, juntando los dedos).Pero no era verdad.

El controlador con corazón.

Un controlador de la ORA repartía papelitos entre los coches bien aparcados, pero que carecían del preceptivo boleto, en Velázquez. El periodista le pregunta por qué a los de la doble fila no les pasa nada.

"La ley dice que en doble fila no se puede estar más de tres minutos, pero...".

Pero ustedes tienen mano izquierda...

"Hombre, mano izquierda ¡y corazón! Normalmente el cuartelillo es de 15 minutos".

Mientras tanto, el estacionamiento subterráneo de Velázquez, a cuyas puertas había 15 coches en doble fila a las 12.45, ofrecía plazas libres.

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