Una asignatura: la limpieza
El 9 de marzo de 1994, en El País Madrid, aparecía una entrevista a un joven que además de soñar con ser un importante compositor se ganaba la vida limpiando el sucio Madrid. Le preguntaban si esta ciudad hacía honor al título de capital europea de la basura y decía que sí. Nos hablaba de las mierdas de los perros, de las de los humanos y de todo tipo de porquerías con las que se encontraba en esta villa. Comentaba lo sucios que somos, y lo más triste es que él cree que esto no mejora, que vamos a peor.Este preámbulo lo saco a colación para comparar esta situación con la de nuestro pueblo, Leganés. Quizá no debamos pensar que nuestro pueblo es excesivamente sucio, pero cuando ves los excrementos de los perros, que nos parecen normales; cuando ves, en rincones de nuestras calles las meadas de algunos desaprensivos; cuando ves que los vecinos no respetamos los horarios de tirada de basura; cuando observas que colillas y papeles son tirados al suelo sin haber buscado siquiera una papelera; cuando ves que los escombros de nuestras pequeñas obras los tiramos en cualquier sitio, piensas que el joven tiene razón.
Pero siempre nos queda echar la culpa a los responsables locales, porque no tienen los servicios necesarios para que este pueblo esté más limpio. No queremos aplicarnos aquel refrán que dice: "No es más limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia".
Yo creo que quizá la Administración local no cumple totalmente con su obligación; que quizá debiera tener mejores servicios y que los empleados dedicados a la limpieza lo deberían hacer mejor, que debería haber más vigilancia sobre el tema, pero ¿qué pensaríanos los vecinos si las autoridades municipales responsables fueran estrictas (que deberían serlo) y cada vez que nos pillaran infringiendo las normas de limpieza, que creo que existen en nuestro, pueblo nos lo hicieran pagar? Repito: mear en las esquinas, tirar basura fuera de hora, verter escombros en lugares no permitidos, no estar atento a dónde lo hace el perro, etcétera, estos hábitos, seguro que son cosa de minorías, pero es un hecho, y un hecho que se nota mucho.
Si se quiere un pueblo limpio, las autoridades competentes han de poner toda la carne en el asador; pero si los vecinos no tomamos conciencia del tema nuestro pueblo nunca será un pueblo limpio. Hace unos años hubo una campaña en pro de la limpieza del pueblo cuyo eslogan decía: "Juega limpio con tu ciudad". Creo que las campañas en pro de la limpieza no deben ser cosa de un año, las normas sobre la limpieza deben estar permanentemente expuestas en los sitios públicos y que las autoridades actúen con rigidez con relación a su cumplimiento.-
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