Un buen acuerdo para Suráfrica
El acuerdo al que se llegó el martes en Pretoria ha eliminado, afortunadamente, un peligroso obstáculo para la transición democrática en Suráfrica. El jefe zulú Mangosuthu Buthelezi y su Partido de la Libertad Inkhata van a participar la semana que viene en las primeras elecciones que se celebrarán en el país abiertas a candidatos y votantes de todas las razas.Esto atenúa sustancialmente, aunque no elimina, la amenaza de nuevas matanzas, sobre todo en la provincia de Nathal, la fortaleza zulú. Buthelezi demandó, aunque no obtuvo, un aplazamiento de las eleciones de los días 26, 27 y 28 de abril. Sí consiguió una promesa del presidente Frederik de Klerk y del líder del ANC, Nelson Mandela, para preservar la posición legal del rey zulú, Goodwill Zwelithini, así como el compromiso de que mediadores extranjeros estudien alguna medida para la futura autonomía de Kwazulu, un homeland tribal que desaparecerá legalmente después de las elecciones.
No está ni mucho menos claro que ninguno de los protagonistas -De Klerk, Mandela o Buthelezi- pueda contener a los sectores más violentos de sus propios partidos. Sin embargo, han ocurrido ya tantas cosas sorprendentes en Suráfrica que el mundo tiene razones para la esperanza. Y, dada la bisoñez de los surafricanos en las formas de compromiso político, este acuerdo adquiere una importancia simbólica aún mayor.
21 de abril
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