Cuotas sí, pero...
La señora Ana Gómez (Diferencias, 31 de marzo) firma una carta en la que sostiene que el sistema de cuotas de representación supone conceder cargos políticos o profesionales a las mujeres por razón de su sexo. El término sexismo fue ya explícito en el artículo de Javier Marías Ministras sumadas, que ha sido contestado por la directora del Instituto de la Mujer, Marina Subirats, a través del artículo Machismos sumados, y por Carmen Vigil y Marisa Vicente mediante la carta Cuotas femeninas y privilegios masculinos. Ya veo volar los trastos...Parece mentira que en ninguno de los textos citados se mencione la distinción entre el número de mujeres en la población y el número de mujeres que participan de forma activa en los partidos políticos. Es decir, no tienen razón quienes se niegan a reconocer la necesidad de una discriminación positiva que contrarreste la aún persistente tendencia a marginar a la mujer de los altos cargos. Pero tampoco la tienen quienes creen que pedir el 50% es hoy tan legítimo (o más, si atendemos a los porcentajes de la población en general) como pedir el 25%, el 30% o el 35%. Si, por ejemplo, la afiliación femenina en el PSOE se aproxima hoy al 24%, nadie puede pretender que sea obligado incluir a un 50% de mujeres entre los cargos representativos o de Gobierno de ese partido. Y no puede ser así porque eso supondría un exceso de celo en la discriminación positiva en detrimento de la mínima competencia exigible: un pequeño número de mujeres se disputaría un alto número de cargos. Para que la democracia sea paritaria, como sin duda ha de ser, es necesario fomentar y lograr la participación paritaria en las bases de los partidos. Por lo demás, decir que es deseable una mayor presencia de las mujeres en los parlamentos y en los gobiernos "porque aportan un punto de vista nuevo, una sensibilidad distinta al mundo público", como afirma Marina Subirats, es algo que muchos aceptarán (y votarán) y otros matizarán debidamente, pero en ningún caso puede ser argumento para imponer cuotas (¿cuotas de valores?) a los electores de una democracia.-
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