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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Vender Banesto

LA INTERVENCIÓN de Banesto ha cerrado con acierto sus primeras etapas: el salvamento por parte de toda la banca, el diagnóstico de su situación real y la aprobación del plan de reflotamiento. Ha empezado ya la tercera y definitiva: su adjudicación a otro banco o grupo de bancos, que debe culminar mediante la subasta.La adjudicación exige tres condiciones: que se minimice el coste, máxime cuando hay dinero público en juego; que la subasta sea absolutamente transparente, y que el sistema bancario resultante sea más sano y estable. Difícilmente la aportación pública para el saneamiento de Banesto va a quedar por debajo de los 140.000 millones de pesetas. De ahí que el precio sea la principal condición para acudir a la subasta. Cuanto más se pague, mayor será el porcentaje de aportación, pública recuperable.

Los criterios de resolución de la subasta, ya anticipados, deben ser solemnemente oficializados para no dejar margen de duda sobre las actuaciones del Banco de España; y después de realizada la puja, debe detallarse ante la opinión la aplicación de esos criterios en cada caso. Asimismo, es imprescindible no retroceder en la línea técnica de resolución de la crisis seguida hasta ahora, evitando cualquier suerte de sospechas de politización y de prejuicios en ningún sentido.

Viene esto a cuento de la principal polémica que se ha originado en tomo a este asunto. El presidente del Partido Popular se ha manifestado abiertamente en contra de una eventual adjudicación al grupo público Argentaria. Algunos medios han seguido esta senda. Pero Argentaria es uno de los bancos más complementarios con Banesto, dada la delgadez de su red comercial, y ha aportado sus cuotas al Fondo de Garantías en igualdad de condiciones con el resto de la banca. No resultaría, pues, equitativo que se le negaran los derechos inherentes a esos deberes cumplidos. Desde el punto de vista de la fisonomía de su propiedad, si bien el paquete de control de Argentaria corresponde al sector público, está en proceso de privatización, y su gestión responde a criterios homologables a los de la banca privada. Sus más de 500.000 accionistas privados no deben ser discriminados, ni positiva ni negativamente. Además, esta amplia base accionarial podría absorber en el futuro operaciones de privatización que permitirían al erario público recuperar una parte adicional de lo que ha costado el saneamiento de Banesto.

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No se puede obviar, sin embargo, que una eventual adjudicación de Banesto a Argentaria pondría en manos de un banco público importantes participaciones en medios de comunicación y, singularmente, en la cadena de televisión Antena 3. Para evitar cualquier sospecha de que este proceso pudiera desembocar en el control público de otro canal de televisión, resulta imprescindible que la propia Argentaria se comprometa a enajenar tales activos con criterios técnicos y a corto plazo.

La adjudicación de Banesto, sea a la entidad que sea, debe ser, finalmente, eficaz, en orden a garantizar que el sistema bancario resultante sea a medio plazo más sano y estable, sin olvidar el anuncio realizado por alguna agencia de calificación crediticia de que revisará a la baja el rating del banco comprador.

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