Los serbios desafían a la ONU con la captura de 14 'cascos azules'
La tensión entre los serbios y los cascos azules crece por momentos en Bosnia. Ayer, en una inesperada acción, calificada de "muy grave" por un portavoz de la ONU en Zagreb, las tropas de Radovan Karadzic capturaron a 14 cascos azules canadienses y a tres observadores militares en llijas, muy cerca de Visoko, y los llevaron detenidos a su cuartel. El objetivo parece claro. Desean disponer de bazas negociadoras que sirvan además de protección contra un eventual tercer ataque aéreo de la OTAN. Las provocaciones se sucedieron a lo largo de todo el día en distintos puntos de Bosnia: dos intentos de asalto a zonas de depósito de armas pesadas, el bombardeo de Tuzla y la agresión a dos helicópteros de la Fuerza de Protección de las Naciones Unidas (Unprofor) en el aeropuerto de Sarajevo.
La elección de los soldados canadienses es intencionada. Ellos fueron los encargados, hace tres semanas, de poner bajo control de la ONU una partida de 60 armas pesadas descubiertas en Cifluk, dentro de la zona de exclusión en torno a la capital bosnia. Durante aquella operación, los serbios efectuaron disparos de advertencia sobre las cabezas de los cascos azules, y amenazaron con degollar a uno de ellos.Ahora, 14 de estos soldados están, junto a tres observadores militares de la ONU, encerrados -en buenas condiciones según el Ministerio de Defensa canadiense- dentro del cuartel serbio de Ilijas. Una acción de la OTAN está totalmente descartada, pues pondría sus vidas en peligro. Mathew Nerzig, portavoz de Unprofor en Zagreb, aseguró ayer que existen intensísimos contactos para obtener su inmediata liberación.
Además de los soldados canadienses, 17 observadores militares se hallan retenidos e incomunicados en diferentes puntos de Bosnia; 28 observadores sufren limitación de movimiento y otros siete están en paradero desconocido. Uno de los observadores retenidos es un capitán español destinado en Nevesinje, en Bosnia oriental. Todos ellos pueden convertirse en escudos humanos, como sucediera en la crisis previa a la guerra del Golfo.
En otros dos incidentes, ocurridos ayer en las proximidades de Sarajevo, dos patrullas serbias intentaron infructuosamente recuperar parte de las armas pesadas colocadas bajo control de Unprofor en febrero. En el noreste, los serbios se presentaron ufanos apoyados por un carro de combate, 10 kilómetros dentro de la zona de exclusión, y dieron a los cascos azules franceses que protegían el puesto una hora para marcharse. Aviones A-10 de la OTAN, que realizaron varios vuelos de advertencia, y la terquedad de los franceses terminaron por desanimarles. En el otro puesto, al este, otro grupo de milicianos serbios rodeó a un pelotón de cascos azules rusos, quienes también se negaron a entregar las armas pesadas.
La artillería serbia eligió en Tuzla dos objetivos militares para increntar la tensión. Poco después de mediodía bombardearon las proximidades del cuartel general del sector Noroeste de Unprofor, bajo mando sueco, y el aeropuerto. No hubo víctimas. No sucedió lo mismo en Gorazde, donde una granada serbia mató a tres niños.
El frente diplomático está, mientras, atascado. Los reaparecidos mediadores internacionales, David Owen y Thorvald Stoltenberg, se entrevistaron ayer en Pale con Karadzic. El único resultado fue saber que el líder serbio está dispuesto a entrevistarse hoy con el representante del secretario general de la ONU, el japonés Yasushi Akashi, pero que bajo ninguna circunstancia se reunirá con los mandos militares de Unprofor, a los que considera responsables de los ataques de la Alianza. Akashi ha aceptado esta condición porque, según su entorno, la prioridad es recuperar el diálogo.
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