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La explosiva táctica de Hamas

En Israel hay miedo. Los militantes islámicos están demostrando una sorprendente eficacia: once israelíes muertos en menos de una semana. Dos ataques suicidas -ambos dentro de Israel- están generando serias dudas acerca de la capacidad de las fuerzas de seguridad en el propio Israel.Tal ha sido el impacto psicológico de la nueva táctica extremista que, al parecer, el Gobierno ya estudia la posibilidad de replegar parcialmente su Ejército en los territorios ocupados para reforzar las fronteras de 1948, una medida que promete enfurecer aún más a los colonos judíos asentados en tierras árabes capturadas en 1967.

El movimiento de la resistencia islámica Hamás y, sobre todo su brazo armado, las Brigadas Ezedín al Kasarn, el grupo que lleva el nombre del héroe árabe muerto en combate contra los británicos en la década de los treinta, puede jactarse de haber conseguido dos objetivos vitales: destrozar el concepto de invulnerabilidad dentro de Israel y complicar aún más la ardua búsqueda de un acuerdo entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Su guerra es a muerte y se ha trasladado de Gaza a Israel, vía Cisjordania.

Más información
Seis muertos en un ataque suicida con bomba contra un autobus israelí

La explosión en Hadera eliminó la idea de que las amenazas del Hamás son sólo bravatas. Entre las víctimas del atentado de ayer hay que contar muy especialmente a la confianza que ofrece a los israelíes el hecho de vivir dentro de sus fronteras internacionales y no en los territorios ocupados.

Este ataque está también destinado a inflamar la imaginación de miles de palestinos decepcionados con la OLP y su líder, Yasir Arafat. En los paupérrimos campos de refugiados de Gaza y Cisjordania, Siria, Jordania y Líbano se mascullan insultos frente a la televisión cuando en los noticieros aparecen delegados palestinos dando la mano a israelíes. Desde la firma del acuerdo de Washington en septiembre la vida no ha cambiado para los palestinos bajo la ocupación.

El Hamás había prometido cinco ataques para vengar la matanza de decenas de palestinos en manos de por lo menos un colono judío en Hebrón el 25 de febrero. Van dos. Se extiende el temor a que los militantes islámicos cumplan su promesa de transformar la fecha en "un infierno".

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