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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Cuevas repite

JOSÉ MARÍA Cuevas fue reelegido ayer por tercera vez presidente de la CEOE, la cúpula patronal española. El. continuismo organizativo y una cierta inflexión autocrítica y aperturista del discurso público hasta ahora utilizado han caracterizado su reelección. Ésta sitúa a Cuevas como el más veterano, o más antiguo -según se prefiera-, dirigente de las organizaciones económico-sociales.La ausencia de renovación en la cúpula empresarial viene reflejada en la propia reelección de Cuevas, y particularmente en el hecho de que haya habido que cambiar el reglamento de la organización para posibilitarlo. Es algo que choca con los aires de renovación del personal dirigente, más decididos o más disimulados, que atraviesan en estos momentos a la mayor parte de organizaciones con un arraigo social en España: ello incluye, con variaciones, a los principales partidos políticos, pero fundamentalmente a los agentes económico-sociales.

En efecto, contrasta el continuismo patronal con las señales (por otra parte todavía tímidas) de renovación registradas en el mundo sindical. El cambio generacional ya consolidado en Comisiones Obreras y la crisis de UGT, que en su reciente congreso ha vivido el enfrentamiento de posturas y equipos, así como el relevo de su líder histórico, Nicolás Redondo, son síntomas de ese contraste. Cuevas, por el contrario, mantiene a su equipo habitual de segundos, oficializa la marcha atrás sobre su designación de delfín en la persona de Arturo Gil, y aumenta el número de vicepresidencias, con lo que diluye su importancia.

La escasa disponibilidad de los empresarios más innovadores por incorporarse a responsabilidades colectivas en la CEOE es consecuencia y causa, al mis mo tiempo, de la arraigada permanencia de signos carpetovetónicos en su cúpula. Seguramente las in quietudes e iniciativas empresariales más interesantes se han canalizado en los últimos años por otros foros. La mayor vitalidad relativa de instituciones como las cámaras, entidades como el Círculo de Empresarios o el Círculo «de Economía y foros como, el Instituto de Empresa Familiar demuestran dos realidades: que, pese a todas sus limitaciones, el empresariado de este país está claramente dispuesto a asumir retos y a plantearse horizontes de futuro; y que muchas de ellas no tienen su cauce más fluido en la CEOE.

Paradójicamente, este envejecimiento organizativo y funcional de la CEOE se cohonestó ayer con un cierto giro en el discurso público. La vuelta al calvinismo de la cultura industrial, implícito en las críticas de Cuevas contra el aventurerismo especulativo, y contra el esquematismo en la realización del ajuste de costes laborales (por la exclusiva vía de la reducción de plantillas y no por vía salarial) son dos autocríticas certeras y valientes, cuya credibilidad habrá que contrastar con los hechos.

Al mismo tiempo, él programa de actuación para el mandato iniciado ayer apunta focos de atención interesantes, como el medio ambiente, la transparencia informativa, la promoción exterior de las empresas o la reinversión de beneficios, la formación o la tecnología, etcétera. Si Cuevas aplica, aunque sea una pequeña parte de este programa habrá rizado el rizo, esto es, habrá logrado una renovación de los contenidos de su acción, pese al más gris continuismo de sus instrumentos organizativos. Pero para conseguirlo deberá domeñar también su inveterada tentación de sucumbir (de nuevo como los dirigentes sindicales, aunque en orientación contraria) a la frecuente tentación de convertirse en el intelectual orgánico de la derecha política.

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