Comicus vobiscum
El Papa y los monjes de Silos mandan en las listas de éxitos discográficos: el Sumo Pontífice, con el rosario; los benedictinos, con el canto gregoriano. Tanto el Papa como los monjes triunfan porque son muy listos, es decir, porque saben latín. De este modo pueden permitirse el lujo de vivir como curas. Los listones son tarugos; los listines son folletines; los listillos son putillos e ignorantes. La Biblia los masacra: "Stultorum numerus infinitus est". Pero los listos a secas saben latín.Basándose en estas constataciones, el ciudadano Marco C. B. (de 60 años, casado, industrial corsetero) ha decidido salir de su mercería y lanzarse a predicar por la calle la buena nueva en latín: "Alea jacta est", bramó el otro día ante los atónitos usuarios del metro en la estación de Cuatro Caminos. Ajeno a las burlas de la gente, Marco se infiltró, megáfono en mano, en una manifestación de trabajadores de Santana Motor. El mercero latiniparlo bramó: "Ave, Caesar, morituri te salutant". Pero los de Linares se morían de risa pensando que era un orate. "Orate, fratres", seguía él ardoroso y colérico. Una ambulancia lo llevó al frenopático gritando como un poseso exabruptos en la lengua de Cicerón.
Convencido de que la gente no entiende su mensaje, Marco C. B., desde el domingo pasado, lleva consigo a su esposa para que ejerza de traductora simultánea. Ella lleva esta cruz con resignación para salvar su matrimonio. El domingo pasado, sin embargo, doña Elvirita tuvo un lapsus al traducir el alegato de su esposo en el parque del Retiro. Marco C. B., subido en una peana portátil, comenzó así su arenga: "Cave canem". Y su mujer tradujo: "Cuidado con él, que muerde". Los viandantes se desternillaban, pero el tribuno prosiguió: "Fratres, sobrii stote et vigilate quia televisio, tanquan leo rugiens, circuit quaerens quem devoret". Y doña Elvirita: "Hermanos, mucho ojo, porque Carmen Sevilla, como león rugiente, - merodea buscando a quien devorar". Y él: "Veni, vidi, vici". Y ella: "Venir al Retiro en bici". Y él la cogió por los pelos y la tiró al estanque clamando: "Quousque tandem abutere, Elvirina, patientia mea? Vade retro, Satanas".
El matrimonio, a pesar de todo, ha vuelto a reconciliarse, sicut erat in principio, como Dios manda. Y hablando de Dios: bueno, adiós. Ite, missa est.
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