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Política, aspecto, carácter

Pobre John Major. Hasta su aspecto y su voz -antes alabados como parte integrante de su personalidad, maravillosamente carente de clase- están siendo ridiculizados por los propios parlamentarios conservadores. ( ... )Por supuesto, tan superficiales objeciones no deberían importar. Pero importan. El aspecto y el tono de voz pueden ser mortales. Hubo un tiempo en el que la vulgaridad de Major se consideraba una fortaleza. Sus gafas, demasiado grandes, sus traes desastrados y su peinado desafiantemente anticuado parecían subrayar su decencia. ( ... ) Ahora ( ... ) todo esto simboliza mediocridad y debilidad. El político moderno tiene que dominar una gama extraordinariamente amplia de habilidades visuales y verbales. Debe ser amistoso y dominante, atractivo y casero, digno pero de buen trato, realista pero sofisticado, tan inteligente como accesible y de ingenio rápido, nunca incauto, porque lo que dice se recordará siempre. ( ... )

Sin duda, el aspecto y la voz cuentan. Pero no son letales de por sí. Al escuchar las inflexiones y observar el lenguaje corporal, la gente sólo intenta adivinar el carácter y la inteligencia. Quiere que sus líderes tengan estilo y dignidad sin parecer pomposos, que parezcan alegres, pero no relamidos ni pagados de sí, que sean inteligentes, duros y dignos de confianza. No es el acento de, Major lo que cuenta, sino lo que dice y hace. La gente sólo se queja del aspecto y de la voz si las cosas van mal.(...)

9 de abril

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