Pujol acusa a Borrell de alinearse con el PP para desestabilizar Cataluña

El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, acusó ayer al ministro de Obras Públicas y Transportes, José Borrell, de situarse al lado del Partido Popular en lo que considera que es una campaña de desestabilización de Cataluña a partir de las críticas a la política de normalización del catalán. Pujol señaló que Borrell está realizando una política de "ataques desconsiderados y groseros hacia la Generafitat", y añadió que el ministro podía sentirse tranquilo, ya que él no está en absoluto preocupado por si finalmente acepta encabezar o no la candidatura del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) en las elecciones autonómicas de 1996.

"En un momento en que existe una campaña muy dura contra Cataluña, contra su política lingüística y autonómica, un ministro socialista no puede hacer declaraciones del tipo de las que está realizando, que dañan la convivencia en Cataluña y en España. Se ha sumado [Borrell] a una campaña que, en su origen, no era socialista", señaló el presidente catalán.Pujol tildó a Borrell de mentiroso al decir que el ministro, "no puede decir que los nacionalistas practican una política mercantilista porque sabe que no es verdad". El presidente autonómico hizo estas declaraciones en la conferencia de prensa convocada para dar cuenta de los acuerdos del Gobierno catalán.

Tras las críticas directas, Pujol ironizó sobre "la capacidad política" de Borrell, comentando que se trata básicamente de "un buen vendedor". "Cada cosa que hace la anuncia siete u ocho veces y da la sensación de que está haciendo. cosas diferentes cuando siempre se está hablando de lo mismo; después, finalmente, las cosas se hacen a veces. He de reconocer que esto es una virtud".

Pujol indicó que Borrell podía estar tranquilo y se podía presentar a las elecciones a la presidencia de la Generalitat si quería y que en su ánimo no había ninguna preocupación sobre quién fuera el candidato del PSC a las autonómicas.

Las declaraciones de Pujol respondían así a las efectuadas por Borrell [véase EL PAÍS de ayer], en las que el ministro criticaba al presidente catalán por frenar las actuaciones del Ministerio de Obras Públicas en Cataluña por miedo a que pudieran favorecer su candidatura a la presidencia de la Generalitat. Borrell añadía que, aunque no se consideraba el candidato más adecuado, estaría encantado de contribuir a la derrota de Pujol.

El presidente de la Generalitat aprovechó para afirmar que las encuestas que obran en poder del Gobierno catalán otorgan a la coalición Convergència i Unió nuevamente la mayoría absoluta si las elecciones autonómicas se celebraran ahora.

Pujol restó importancia al hecho de que Max Caliner, ex consejero de Cultura del Gobierno catalán, hubiera abandonado Convergència para impulsar un nuevo partido, Acció Catalana, que concurrirá junto a Esquerra Republicana a las próximas elecciones europeas. Pujol dio a entender que Cahner había participado en esta operación política con el único deseo de ocupar un puesto en las listas electorales que le garantizaran un escaño de eurodiputado.

[Por suparte, el presidente del comité de gobierno de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, salió en defensa de Xavier Arzalluz y recriminó que se hubieran "sacrilizado sus declaraciones" referentes al Ejército y a la Constitución. "Peores que las suyas fueron las del gobernador civil de Vizcaya", indicó. Duran aseguró que el PNV está "plenamente integrado en la lucha contra el terrorismo" y que había dado muestras "más que suficientes en su esfuerzo por la pacificación de Euskadi". "Quienes apoyan la violencia en el País Vasco son HB y otros", dijo].