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200 personas entierran con vítores a ETA al terrorista muerto por su bomba

Los restos mortales del etarra José María Igerategi Gilisagasti, Ijitu (Gitano), destrozado el martes en Vitoria al estallarle la bomba que llevaba en una mochila, fueron enterrados ayer tarde en San Sebastián en la intimidad por deseo de la familia. No obstante, el traslado del féretro desde la iglesia al cementerio se produjo entre los vítores a ETA de unas 200 personas, entre ellas tres dirigentes de HB. La presencia en Vitoria del activista donostiarra de 26 años, huido en 1991 tras la desarticulación del comando Donostia, no presupone la existencia de un grupo permanente de ETA en la capital alavesa, según el consejero vasco de Interior, Juan María Atutxa.La coordinadora KAS reaccionó ayer ante la muerte del etarra con múltiples convocatorias de manifestaciones y una consigna: "El terrorismo de Estado ha asesinado de nuevo". Dirigentes de esa coordinadora llegaron a sostener en una conferencia de prensa que el activista fallecido al estallarle los 15 kilos de amosal que destinaba a otras personas "no pretendía imponer nada, ni utilizar la fuerza, ni su capacidad de lucha".

Xabier Alegría, portavoz de KAS, señaló que en Euskadi "hay mucha gente dispuesta a llenar la mochila de ganas de luchar por el futuro de este pueblo".

Reproches de los vecinos

Tras definir a Igerategi como "un militante de verdad", Alegría afirmó que la Guardia Civil es la "verdadera banda terrorista" y calificó de "carroñero" al departamento de Interior del Gobierno vasco por evaluar los desperfectos ocasionados por la violentísima explosión en decenas de viviendas, vehículos y comercios del centro de Vitoria. Los manifestantes de Herri Batasuna que acudieron al lugar de los hechos el martes por la noche para homenajear a la víctima fueron repetidamente increpados por los vecinos afectados por la explosión, algunos de los cuales arrojaron contra ellos macetas y escombros de sus viviendas.Anoche, mientras simpatizantes de HB se manifestaban en las tres capitales de la comunidad al grito de Gora ETA, otros miles de vascos secundaron en silencio las 150 concentraciones convocadas por Gesto por la Paz en protesta por esta nueva muerte violenta, cuya responsabilidad atribuye a la propia ETA.

La beligerancia verbal mostrada a lo largo de la jornada por Herri Batasuna, y particularmente por KAS, tuvo, en cambio, un pálido reflejo en las testimoniales manifestaciones callejeras que se celebraron simúltaneamente a mediodía de ayer en las capitales vascas. La convocatoria de KAS reunió en Bilbao, Vitoria y Pamplona a unas pocas decenas de personas y sólo en San Sebastián la cifra de manifestantes superó el centenar. La Ertzaintza detuvo a 10 personas en la capital donostiarra.

El lehendakari, José Antonio Ardanza, comentó que hechos como esta muerte cada vez tienen menos sentido para los vascos.

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