Major, contra las cuerdas al explicar el pacto en los Comunes
John Major se enfrentó ayer en la Cámara de los Comunes a la más dura batalla dialéctica de los últimos meses, horas después de que su Gobierno aprobara definitivamente el denominado compromiso de Ioanina, que deja vía libre a la ampliación de la Unión Europea (UE) con cuatro nuevos miembros y coloca la denominada minoría de bloqueo en 27 votos. Major tuvo que escuchar críticas muy duras que partieron sobre todo de las filas laboristas, pero ninguna tan áspera como la que le dirigió uno de sus propios diputados, el euroescéptico Tony Marlow. Éste llegó a preguntarle si no se había planteado dimitir, "ante la falta de autoridad demostrada".El primer ministro afrontó la tormenta con estoicismo y mantuvo el tipo como pudo. Aseguró, una vez más, que el acuerdo tiene un carácter "transitorio" y saludó como una decisión exitosa para el Reino Unido la posibilidad de utilizar la minoría de bloqueo de 23 votos para paralizar "por un tiempo razonable" decisiones especialmente lesivas para los interés del país.
Todo ello fue calificado de "mero camuflaje" por el líder laborista, John Smith, que lamenté la demora provocada por el Gobierno conservador en alcanzar el acuerdo de ampliación "que ha perjudicado a países amigos", dijo, "y no ha procurado ninguna ventaja al Reino Unido". Pady Ashdown, máxima voz del Partido Liberal Demócrata, no resistió la tentación de recordar a Major que, hace apenas una semana, había asegurado en ese mismo Parlamento que jamás aceptaría la minoría de bloqueo de 27 votos. Precisamente el ejercicio de dureza dialéctica desarrollado en las últimas semanas por el Gobierno tory se ha vuelto ahora contra él dejando al descubierto su enorme debilidad.
La noticia de la aceptación del "acuerdo de Grecia", se hizo pública hacia el mediodía de ayer, pero desde la noche del lunes los analistas políticos del Reino Unido tenían claro que no había otra posibilidad para John Major. La reunión ministerial de ayer fue un mero trámite para escuchar la opinión de todos sus ministros.
Respaldo del Gabinete
La impresión generalizada era que el propio Douglas Hurd, ministro de Exteriores, había puesto sobre la mesa de Downing Street su dimisión, caso de que el acuerdo no recibiera el respaldo de sus compañeros de Gabinete. Durante toda su comparecencia en los Comunes, Major, intentó desesperadamente envolver el acuerdo con los mejores ropajes. Incurrió incluso en imprecisiones. Por ejemplo, cuando aseguró que existía un compromiso firme por parte de la UE, para evitar que el Reino Unido tenga que aceptar la legislación comunitaria en materia de empleo hasta que en 1996 se revise por completo el Tratado de Maastrich. Tal compromiso oral sólo afecta en cambio a la legislación que se produzca en 1994. Estaba claro que no tenía salidas el callejón en el que se había metido, debido en parte a su escasa visión de las fuerzas reales del Gobierno conservador.
Horas antes de que Major acudiera al Parlamento, otro de los más conocidos portavoces de los eurorebeldes, el diputado Bill Cash, había dejado claro el punto de vista general, en ese influyente sector del partido conservador: "Lo presente, como lo presente", dijo Cash ante las cámaras de televisión, "no es nada más que una derrota".
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