Los italianos se radicalizan y giran a la derecha
Las primeras proyecciones hechas públicas anoche reflejan una radicalización del electorado, que, tras el hundimiento del centro ex democristiano, tiende a limitar la representación del reformista Partido Democrático de la Izquierda (PDS), ex comunista y reformista, y a dejar caer a las expresiones más moderadas del centro, como el Pacto de Mario Segni, en favor de las fuerzas de la derecha dura: Alianza Nacional y la neonata Forza Italia, un producto de los aparatos publicitarios del empresario Silvio Berlusconi.La derechización es evidente si se tiene en cuenta que la izquierda habría recogido aproximadamente un 34% de los votos, que representan algo menos que los presuntamente sumados por los dos elementos más ultraliberales del bloque opuesto: Forza Italia y la Alianza Nacional de Gianfranco Fini, una agrupación integrada fundamentalmente por el Movimiento Social Italiano que, hasta hace pocos meses, no se desmarcó con claridad de la tradición del fascismo. AN es, de hecho, la fórmación con políticos de experiencia previa en otras elecciones que más ha avanzado, ya que las proyecciones le atribuyen un porcentaje de votos en tomo al 12% e incluso superior, mientras que en 1992, el MSI sólo logró el 5,3% de los votos.
El mayor avance absoluto es de la neófita Forza Italia, que, de esta primera comparecencia a las urnas, sale como el primer partido de Italia, con cerca de un 25% de los sufragios, según las proyecciones. Pese a sus planteamientos radicales de suprimir la sanidad o la escuela públicas y de flexibilizar al máximo el mercado de trabajo, Silvio Berlusconi triunfa como el gran heredero de la tradición de derecha dialogante y negociadora por la que se rigió Italia durante tanto tiempo.
Los datos de referencia sugieren también que la Liga Norte ha cumplido su papel de enfermedad infantil del liberalismo, acuñado por los pequeños empresarios del norte de Í Italia como protesta frente al orden democristiano. Aunque siga teniendo un número importante de escaños en el sistema mayoritario, el porcentaje entre el 6% y el 9% de votos que los sondeos le atribuyen en el sistema proporcional indican un parón.
Dentro del campo de la izquierda, las proyecciones atribuían al PDS cotas electorales que se aproximaban al.19%, lo que implica una fuerte caída con respecto al 23,33% de los sufragios que este mismo partido obtuvo en las elecciones legislativas de 1992. Refundación Comunista habría elevado entretanto su cuota del 5,6% al 6% o el 8%, según las mismas fuentes. El umbral mínimo del 4% de votos, sin el cual ningún partido puede aspirar a que se le atribuyan escaños por el sistema proporcional, penalizó además duramente a formaciones moderadas como el Partido Socialista Italiano (PSI), el tronco mayor socialista que dirige Ottaviano Del Turco, o los verdes, ninguna de las cuales parecía poder entrar en el Parlamento por este cupo. Tampoco La Rete tenía muchas probabilidades de cruzar el umbral, ya que las proyecciones le atribuían, en el sistema proporcional, entre un 1% y un 2% de los votos.
El centro conservaría aproximadamente un 14% de los votos, algo menos de la mitad de los que tuvo en 1992 la antigua Democracia Cristiana (DC), repartido entre un 10% del Partido Popular Italiano (PPI), el heredero mayoritario de la DC, y un 4% del Pacto de Mario Segni. Este último dato hace pensar que el llamado líder de los referendos, famoso porque inició la reforma del sistema político italiano con este recurso constitucional, no tiene futuro como fuerza independiente.
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