Los denunciantes afirman que una empresa de Pinto ha vendido un solar que no ha pagado
Al constructor José Luis Pinto Fontán (el empresario que dejó inacabada a finales de los años setenta la urbanización Nuevo Versalles, en Fuenlabrada) se le empiezana acumular las causas en los juzgados de Madrid. La última, una denuncia por presunta estafa. Ya son dos, al menos, los procedimientos penales que se siguen contra él en la plaza de Castilla. Ahora, cinco personas acusan a la Inmobiliaria Fontsaz, SA, de la que Pinto Fontán es avalista, según estos cinco denunciantes, de haberse apropiado de un solar que ellos le entregaron en 1986 a cambio de pisos.
Este proceso presenta una importante novedad. Por primera vez, los denunciantes disponen de documentos firmados por el promotor, según fuentes de los afectados.Desde que Pinto "desapareció", a principios de los ochenta, ha evitado figurar en las empresas que dirige desde la sombra. En la otra investigación que se sigue por otra presunta estafa inmobiliaria (por la modificación supuestamente fraudulenta de hipotecas sobre pisos de lujo en la urbanización Las Terrazas de Aravaca) sólo se le ha citado para declarar como posible responsable de los hechos cuando sus testaferros se han decidido a declarar contra él.
Precio "figurado"
Según los denunciantes, no sólo no ha construido tales viviendas, sino que, para colmo, vendió el solar el pasado mes de enero a la empresa Inversiones Industriales Los Rosales, SA, por un precio "figurado", explican, de 30 millones de pesetas. Los terrenos donde Pinto Fontán se comprometió a edificar 43 viviendas -entonces propiedad de los denunciantes- están enclavados en Fuente el Saz, a unos 20 kilómetros de Madrid, según fuentes de los afectados.
Los denunciantes son Fernando L. C., José Javier F. S., S. T., Benedicto B. B. y Severo I. A.. En Inmobiliaria Fontsaz, ubicada en el número 241 del paseo de la Castellana, figura como administrador único Carlos Garcíá Yanes, quien también ha sido denunciado por esta supuesta estafa. Los afectados sostienen, sin embargo, que García Yanes es un testaferro de Pinto Fontán. El propio García Yanes asumió ese papel hace menos de un mes ante un juez de Madrid y señaló a Pinto Fontán como auténtico dueño de todas las empresas donde García Yanes aparece como administrador único o como presidente del consejo de administración.
Como prueba de la intervención de Pinto Fontán en esta inmobiliaria, los denunciantes esgrimen letras de cambio firmadas por él y su esposa, Josefina Talavera Alonso. Según los denunciantes, Pinto Fontán firmó tales letras como garantía de que entregaría a los hoy denunciantes los pisos prometidos. "Pero no sólo no ha hecho ningún piso, sino que ha vendido el solar", asegura a este diario José Javier F. S.
Esta nueva historia en la que aparece el constructor José Luis Pinto Fontán (que se llama Gómez Pinto desde 1987) se gestó el 25 de septiembre de 1986. Ese día, los denunciantes entregaron mediante escritura pública a Fontsaz un extenso solar en el que supuestamente iba a construir 43 pisos, garajes y locales comerciales.
Pago en pisos
En esa escritura rezaba que la inmobiliaria ya estaba construyendo las 43 viviendas (no era cierto) y que, a cambio, los vendedores recibirían pisos, "en función del coeficiente de terreno que aportase cada uno", indica José Javier F.
Los denunciantes aseguran que Fontsaz ha actuado "de forma torticera" en todo este asunto, y que la venta de esos terrenos constituye "una estafa", ya que Fontsaz se ha "fingido dueño" del terreno.
Los demandantes, cuando enajenaron el terreno a Fontsaz, firmaron que habían recibido el dinero de la compraventa, pero en realidad no era asi: dijeron eso "para facilitar a la constructora" el inicio de las obras y evitarle trámites, según los citados medios. Fontsaz se comprometió a entregarles los pisos en cinco años. Han pasado tres desde que expiró ese plazo, las viviendas no se han hecho y el terreno ha sido vendido, agregan. Según fuentes de los afectados, el auténtico artífice de esta operación "es José Luis Pinto Fontán". Junto con su esposa, dicen, "es el verdadero dueño del negocio".
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