La ORA registra con el gobierno del PP los peores resultados de su historia
El sistema de la Operación de Regulación de Aparcamiento (ORA), que ahora cumple 13 años, es una ruina para las arcas municipales, según se observa en la última memoria de la Empresa Municipal de Transporte (EMT). Solamente los agentes que ponen multas (390) costaron el año pasado 1.261 millones. A cambio, sólo se ingresaron 273 millones -34 millones menos que en 1992- con la venta de boletos y de distintivos de residentes (que permiten aparcar al lado de casa en las zonas acotadas).Los desastrosos resultados de los últimos años se han visto superados por 1993, 12 meses en los que los madrileños no sólo se saltaron a la torera el sistema, sino que además batieron eI récord en tacañería: compraron menos billetes de aparcamiento que nunca e hicieron lo mismo con los distintivos para residentes. Y el Ayuntamiento, por su lado, controló menos: la mitad de todas las horas que tenla que vigilar. La propia memoria de la EMT destaca que el descenso de ventas se agrava desde 1991, precisamente los años con gestión municipal del Partidd Popular, "Fundamentalmente por los escasos resultados producidos por las medidas sancionadoras y la falta de reconocimiento de la autoridad denunciante de los agentes afectos al servicio". PASA A LA PÁGINA 3
Las calles del centro sometidas a control de aparcamiento solamente se vigilan a medias
VIENE DE LA PÁGINA 1 Los resultados de la ORA empañan la memoria de un buen año, en que los autobuses de Madrid batieron el récord de transporte al subir a sus vehículos rojos más de 512 millones de viajeros y se consiguió sujetar el coste de las pesetas que cuesta cada kilómetro que recorre el autocar: 351 frente a las 352 del pasado año.
A tenor de las cuentas de la EMT, cuyos empleados (en número de 390) vigilan las 61.703 plazas incluidas en el territorio de la ORA, este sistema implantado a finales de 1980 es un negocio ruinoso y cada vez más. El montaje cuesta 1.390 millones al año, la mayor parte en gastos de personal. Sólo se ingresan 273 millones de pesetas con los boletos y los distintivos. Con lo que las arcas municipales pagan, encima, por no controlar el aparcamiento en e corazón de la ciudad.
Mínimo histórico
En todo 1993 se vendieron dos millones de horas en billetes de aparcamiento, exactamente 2.030.160, un 18% menos que en 1992, lo que constituye un mínimo histórico porque, encima, sólo se pusieron bajo el cristal del coche 1,62 millones de horas.
Por otro lado, sólo 41.882 automovilistas -equivalentes casi al número total de plazas legales de la ORA, 43.505- se molestaron en poner un distintivo en su cristal que les acredita como residentes de la zona, frente a los 45.332 del año anterior. Ello significa un descenso de un 7,6%.
La memoria de la EMT destaca incluso que ha aumentado el parque de vehículos en el territorio vigilado (21 zonas del centro) sin que "el nivel de gestión de la tramitación de denuncias formuladas haya experimentado un incremento significativo", lo que implica, "la falta de respuesta en la venta de boletos".
Al automovilista y al Ayuntamiento les han dado motivos los jueces. El Tribunal Supremo se pronunció en noviembre de 1991 sobre la ilegalidad de las multas de la ORA, alegando que los controladores no son agentes de la autoridad. Y hace un año, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid declaraba "nula" la ORA debido a que los controladores no "acreditan" medios para vigilar.
Tras difundirse la sentencia del Supremo, hace más de dos años, el propio alcalde, José María Álvarez del Manzano, reconocía que la ORA era un fracaso, y comenzó a hablar de parquímetros. Pero estos artilugios no han aparecido en las aceras y los conductores parecen recordar muy bien las dos sentencias.
Menos de la mitad
Si, por un lado, los automovilistas han a aparcado la ORA, el Ayuntamiento también. Los controladores cada vez son menos y cumplen en menor medida con su cometido. Del millón largo de horas previstas en las que los coches tenían que estar sometidos a un chequeo riguroso, se controló menos de la mitad (43,23%). Estos resultados, aunque peores, son similares a los de 1992.
Pese a que los controladores, no reconocidos por los jueces como autoridad, pusieron más multas, unas 20 diarias (7.182 por controlador en un año frente a 6.369 el año anterior), a los infractores no les ha impresionado. Y eso que un tercio de las denuncias que anotaron los empleados de la EMT fueron por infracciones más graves que las de aparcar sin boleto.
Datos del pasado año ofrecidos por la oposición municipal indicaban que el Ayuntamiento sólo procesa 7.500 de las 20.000 multas que se ponen diariamente y sólo cobra seis de cada 1.000. El propio informe de la EMT indica que se incrementó el año pasado "el número de infractores recurrentes".
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