"El público infantil es más cálido que el adulto"
Los niños también van a los camerinos; son tímidos pero luego atacan en grupo y la soprano Ana Rodrigo, de 28 años, difícilmente puede quitarse ya el maquillaje de Madame Siberklank en su camerino de la Zarzuela, el número 1. El día en que ella esté más alto, en ese mundo de las escalas de la voz, se acordará de los bajitos. Muchos la vieron y la escucha ron el año pasado por estas fechas en La flauta mágica. Estos días, junto a Ángeles Blancas, les lanza de nuevo su voz, en El empresario teatral, en esto de emparejar a los niños con la música. La cosa es sencilla, sólo consiste en poner una buena cornamenta a tanto idilio con las videoconsolas, los comecocos o la tele; aquellos que superan el trance dejan descansar a los ojos de tanta fatiga ("algo que no les viene nada mal") y encima descubren que con los oídos también se puede jugar a las sorpresas. Muchos lo hacen y por eso Ana Rodrigo se acordará de todos cuando ella y ellos sean grandes.
Pregunta. En una hora y cuarenta minutos sin descanso que dura la representación ¿hay que esquivar mucho ruido de caramelos?
Respuesta ¡Qué va! Aguantan muy bien y aplauden en los momentos oportunos, porque se llevan la obra estudiada. Están todo el rato muy emocionados; es un público mucho más cálido que el de los mayores.
P. ¿Cómo empezó en esto del canto?
R.Yo, aunque estudié medicina, cantaba zarzuela como aficionada en Santander. Isabel Penagos, mi profesora de canto, me escuchó y nos animó a Manuel Lanza y a mí a venir a Madrid. De eso hace ya tres años.
P. No es mucho para haber conseguido, por ejemplo, cantar en la gala de Reyes junto a, Plácido Domingo, entre otros.
R. Sí, aquello fue muy bonito. Yo canté el aria de Micaela, de Carmen, de Bizet. Desde entonces no he hecho mucho más, porque dedico la mayor parte del tiempo a las clases de canto y a trabajar nuevos papeles, pero poco a poco.
P. O sea, que usted va en la línea de Kraus.
R. Sí, sí, voy en esa línea, y sobre todo al principio, porque hay que ver cómo te sientes con el personaje, no sólo ya la voz, sino también como actriz, que es algo importante en la ópera.
P. Aquello de que la música amansa a las fieras es algo que se ha venido escuchando tanto como que las gallinas ponen huevos más a gusto si hay melodías de fondo animado. ¿Es para tanto o el niño es mucho más sensible que todo esto?
R. Sí, es sensible y receptivo, y no sólo ocurre con la música, sino con todos los espectáculos en vivo en que los chavales ven que aquello está costando un esfuerzo por parte de quien les entretiene. Eso, como es imposible que lo aprecien con la televisión, y es a lo que están acostumbrados, cuando tienen una ocasión así están muy emocionados y son muy respetuosos con los que estamos en el escenario. Sí, yo destacaría eso, su sorpresa ante el esfuerzo.
El empresario teatral, de Mozart, ópera para niños y jóvenes. Sábado 26 y lunes 28 de marzo, a las 17.00. Teatro de la Zarzuela. Entradas de 500 a 2.800 pesetas.
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