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Los jóvenes acorralan a Balladur en toda Francia

Enric González

Los jóvenes protestaron ayer, de nuevo, en las calles de Francia. En París, Lyón, Rennes, Burdeos, decenas de miles de chicos y chicas se manifestaron contra el contratode inserción profesional (CIP), una medida laboral discriminatoria contra los jóvenes y convertida, en palabras del propio primer ministro, Édouard Balladur, en símbolo de "un malestar profundo". Elprimer ministro, que ya no oculta su intención de concurrir como líder de la derecha a las elecciones presidenciales del año próximo, se ve acorralado por la masiva e insistente protesta juvenil.

Las manifestaciones de ayer se extendieron por toda Francia. Unos 35.000 jóvenes en París, más de 30.000 en Lyón, unos 25.000 en Burdeos, cerca de 10.000 en Toulouse y en Rennes, más decenas de miles en otras ciudades. En todas partes, la presencia policial fue abrumadora. La policía y los propios jóvenes temían que se reprodujeran los actos de violencia registrados la noche anterior en Nantes y, en general, los disturbios y pillajes que menudearon en anteriores jornadas de protesta.La policía, que tenía desplegados 3.300 agentes uniformados y de paisano, componía una inusual imagen al encabezar la manifestación de París, para evitar la incorporación de saboteadores violentos. A lo largo del recorrido de más de cuatro kilómetros, los sindicatos (que apoyaban, pero no convocaban, la protesta) y los jóvenes tendieron un espeso cordón de seguridad. Aún así, hubo incidentes aislados, que dejaron levemente heridas a unas cincuenta personas y obligaron a la policía a practicar varias decenas de detenciones. Los ánimos estaban encrespados por la dura represión que las fuerzas antidisturbios ejercieron el lunes y el martes en varias ciudades, como Lyón, con lanzamiento de granadas lacrimógenas y chorros de agua a presión.

El malestar juvenil está complicándole mucho la vida al primer ministro. El frente conservador sigue fuerte, con una mayoría que se consolidó el pasado domingo en la primera vuelta de las elecciones cantonales y se mantendrá, probablemente, en la segunda y definitiva, mañana. Pero las aspiraciones presidenciales de Balladur se están resquebrajando.

El martes se cumplirá un año desde que el presidente socialista, François Mitterrand, encargó a Balladur, de la derecha gaullista, la formación del Gobierno. Al electorado francés le encantaron el pragmatismo y la aparente sinceridad del nuevo primer ministro. Pero un año después, en el frente conservador empiezan a oirse críticas hacia un jefe de Gobierno que ha conseguido crear algo muy parecido a una crisis social con sólo una medida laboral secundaria, como el CIP, que ni siquiera los empresarios apoyan. Balladur no supo retirarlo a tiempo hace un mes, y ahora, no tiene ya margen de maniobra.

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