La magistratura estudia si el registro de las oficinas de Forza Italia fue legal
Marla Grazia Omboni, la magistrada que ordenó las diligencias que llevaron el jueves a la policía hasta las oficinas de Forza Italia en Roma, suscitando unas protestas generalizadas por lo que pareció una interferencia gratuita en el desarrollo de la campaña para las elecciones generales, corre el riesgo de sufrir un traslado forzoso desde la carrera fiscal a la judicial, o incluso de ser sancionada por el ministerio competente. Su futuro estaba ayer en manos del Consejo Superior de la Magistratura (CSM), que se reserva la información sobre el caso, sin que se pueda saber si fue una simple imprudencia o una injerencia intencionada.
El escándalo suscitado por esta intervención policial en la sede de un partido político a sólo tres días de las elecciones afectó negativamente al campo de la izquierda, que había denunciado en la campaña supuestas conexiones mafiosas del presidente de Forza Italia, Silvio Berlusconi, y pesó sobre el primero y último cara a cara televisivo celebrado entre éste y el líder de la izquierda, Achille Occhetto.Casi 10 millones de italianos siguieron en la noche del miércoles lo que se había anunciado como el acto culminante de una campaña electoral que concluye hoy marcada, sobre todo, por los golpes de efecto. La mayoría de los diario! tendían a valorar como un empate el resultado del encuentro entre los dos candidatos, aunque el ex comunista L'Unita diera por vencedor a Occhetto, del mismo modo Berlusconi fue el ganador para los periódicos que le son afines.
El punto de análisis más unánime es, no obstante, el que califica al debate de decepcionante. Considerándolo bajo el punto de vista estricto de la comunicación, Roberto Fuso, director de la oficina milanesa de la agencia de relaciones públicas Young & Rubicam, opina, por ejemplo, que "durante una buena parte de la transmisión los dos líderes hablaron sólo de sí mismos, excluyendo al público de su debate".
Esta cerrazón en los temas y ataques personales fue una consecuencia del escándalo suscitado por el registro matutino, que puso a Occhetto a la defensiva frente a un Berlusconi que le acusaba de haber montado la "maquinación" judicial contra Forza Italia, orientando la campana por derroteros "leninistas y estalinistas"."Poder oculto"
Al comienzo del debate, tratando de "distender" el ambiente, según dijo, el secretario del Partido Democrático de la Izquierda (PDS) afirmó que los últimos incidentes, y en concreto el intempestivo registro de las oficinas de Forza Italia que vino a reforzar el papel de víctima asumido por Berlusconi, podía ser obra de algún "servicio secreto o poder oculto".
La magistrada Omboni, que ordenó las diligencias, sostiene, en cambio, que actuó con autonomía, sin ninguna intención política -asegura que ni siquiera lee los periódicos- y añade que la trascendencia del caso ha sido exagerada.
Para empezar, Omboni, que ayer declaró ante el CSM, sostiene que no hubo registro alguno, ya que ella sólo ordenó a la policía que le consiguiera las listas de todos los candidatos de Forza Italia y de todos los presidentes de los clubes de Berlusconi. Las primeras están depositadas en el Ministerio del Interior, pero la magistrada afirma que no ocurre lo mismo con los nombres de los presidentes. De ahí que la policía adoptara la iniciativa de ir a "pedirlos" a la sede de Forza Italia, como la vía más rápida para conseguirlos.
El hecho es que la magistrada no consultó esa decisión con sus superiores en el grupo de fiscales encargados de la investigación sobre las relaciones entre la masonería secreta, la delincuencia organizada y los políticos que desencadenó la visita de los policías a la sede electoral de Berlusconi. La juez dio, además, a la policía un plazo de sólo 48 horas para efectuar la diligencia, que no parece justificado.
Todo esto explica la reacción decidida del presidente de la República, Oscar Luigi Scalfaro, quien, el mismo miércoles, advirtió a los jueces de que deben evitar las interferencias sin motivo en las elecciones.
Scalfaro recibió en la mañana de ayer durante una hora a Berlusconi, que solicitó la entrevista tras el registro de su sede. "Considero irreprochable el comportamiento del jefe del Estado en esta campaña", dijo el líder de Forza Italia tras la reunión. Umberto Bossi y Gianfraco Fini, los aliados de Berlusconi, son contrarios a que Scalfaro continúe como jefe del Estado.
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