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El voto de la Mafia

Los grupos menos organizados, como Forza Italia, son los más expuestos a la infiltración del crimen organizado

Juan Arias

ENVIADO ESPECIALLos sicilianos irán a votar esta vez huérfanos de los principales partidos de Gobierno que solían recoger en el pasado la mayoría de sus votos, como la Democracia Cristiana, el Partido Socialista, el Partido Republicano o el Socialdemócrata, ya que todos ellos han desaparecido, víctimas de la corrupción.

Por primera vez van a ser, pues, unas elecciones sin Giulio Andreotti y sin Bettino Craxi, y con una Iglesia que, tras muchos años de connivencia con el poder mafioso, ha apostado más bien por el cambio y no pide ya abiertamente el voto para nadie.

De ahí el que la pregunta que corre de boca en boca en Parlemo, Catania, Siracusa o Messina sea la misma: ¿por quién votará esta vez la Mafia? "Podría hasta no votar o abstenerse", afirma Marisa Jachello, presidenta de la Asociación de Mujeres Electoras, "porque la Mafia se tiene que estar reorganizando y restañándo las heridas tras haber perdido a sus viejos aliados".

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Al revés, el escritor y autor de teatro Michele Perriera está convencido de que la Mafia votará a Silvio Berlusconi, que es el "nuevo protagonista", que aparece como vencedor y sucesor de los triunfadores de ayer. Lo mismo opina el periodista y experto de problemas sicilianos Ruggero Farkas.

Berlusconi, el líder de Forza Italia, niega las acusaciones de los mafiosos arrepentidos que tratan de implicar a su formación con las organizaciones criminales. Asegura que combatirá a la Cosa Nostra tras las elecciones. "Las tragedias de las víctimas de la Mafia serán nuestras tragedias", dijo durante su mitin de Palermo el pasado domingo.

Cuando se aterriza en Palermo, capital de la isla y corazón del poder mafioso, que su alcalde progresista Leoluca Orlando intenta rescatar de la ilegalidad y devolverle la normalidad, uno no sabe si está en Chicago o en Sicilia. Se anuncian más vuelos hacia Estados Unidos que al resto de Italia y el espectáculo de las patrullas de policía y carabineros, con las puertas de sus coches blindados abiertas, los agentes con la ametralladora en la mano y enfundados en sus chalecos antibalas, es escalofriante y casi de película de los años 30.

Los aviones que llegan desde la otra parte del océano vomitan maletas monumentales que revientan de llenas, reforzadas con cuerdas.

Fuera ya del aeropuerto, al revés de cuando venían a esta ciudad viajeros y escritores lejanos para recrear los sentidos del olfato y de la vista con el perfume del azahar de sus naranjales y las vistas paradisiacas de sus mares, ahora el sentido que lo acapara todo es el del oído, golpeado por el ulular infernal de las sirenas de las escoltas de magistrados y políticos en peligro. Sirenas que se escuchan hasta desde la otra parte del teléfono cuando llamas a un amigo.

Ruido y suciedad. Por eso la gente -que aquí en Sicilia es más bien reacia a hablar con los periodistas- te espeta enseguida: "Estamos empachados de oír hablar contra la Mafia. Lo que queremos es que nos limpien la ciudad, que hagan enmudecer las sirenas y que den trabajo a nuestros hijos". Un pequeño transportista, Filippo Incandela, llega a decir: "Desde que los magistrados están combatiendo la corrupción, esto es un desastre, porque ya no circula el dinero. Todos tienen miedo de acabar en la cárcel". Confiesa que había votado siempre a la Democracia Cristiana, pero que ahora votará a Berlusconi, porque "él sabe crear trabajo".

De ahí el que la izquierda siciliana esté profundamente preocupada por lo que puede ocurrir en unas elecciones por cuyo resultado nadie apostaría un real, pues existe una enorme confusión. Aunque el único dato que parece cierto es que La Rete de Orlando perderá como mínimo un 20% de los votos que recogió en las últimas elecciones administrativas. "No hemos sabido prevenir ni reaccionar ante el vendaval de derechas que ha traído a Sicilia Berlusconi y sus televisiones", dice el editor de arte Enzo Selerio, quien añade que es muy peligroso alguien que en el sur pobre y deprimido "ofrece paraísos imposibles", porque la gente acaba creyéndole.

Con la nueva ley electoral que introduce el sistema uninominal, la Mafia puede tener nuevas ventajas para colocar a sus hombres, sobre todo porque tras el terremoto de la caída de los partidos tradicionales y la llegada inesperada de Berlusconi ha habido poco tiempo para escoger candidatos en los diversos distritos. Es ésta la opinión del catedrático de Historia Contemporánea Giuseppe Tricoli, quien piensa que la Mafia esta vez podría volcarse con Berlusconi, porque lo ven como algo nuevo, ya que lo mismo había intentado hacer con Mussolini en los años veinte.

Y añade que las fuerzas menos organizadas, como la de Forza Italia, son las más expuestas para que se introduzcan entre sus candidatos elementos mafiosos, ya que el sistema uninominal favorece el localismo.

También Giuliana Saladino, responsable de la política cultural del Ayuntamiento de Palermo y persona de confianza del alcalde Orlando, teme que esta vez los sicilianos puedan cambiar de caballo, prefiriendo Berlusconi a Orlando. "Es muy duro querer imponer la legalidad en una tierra como ésta, que ha vivido dominada por los intereses mafiosos. Se pisan enseguida privilegios atávicos, y la gente se rebela". Y añade: "Puede que incluso quienes han apostado por el cambio acaben rebelándose cuando se les toca sus intereses".

Lo dice Saladino, en una comida de amigos en casa de la periodista y escritora Christina Mancuso, desde cuya terraza se ve enfrente la tristemente famosa cárcel del Ucciardone, donde están presos los mafiosos. Y desde la cocina se puede observar la no menos famosa "aula bunker", construida ex profeso para el maxiproceso contra la Mafia en tiempos del juez Giovanni Falcone, al lado de un patio donde aterrizan los helicópteros con jefes mafiosos, como Totó Riina. Cuando uno de los comensales señala con el dedo la cárcel, la anfitriona, con cierto nerviosismo, ruega que, por favor, "nadie haga ningún tipo de gesto mirando hacia allí, porque podrían dispararnos".

Es el nerviosismo que se advierte en cuanto llegas a Palermo o Catania, donde la gente antes de hablar mira alrededor, donde los amigos te susurran al oído que aquí oyen hasta las paredes", y donde el periodista siciliano, a la hora de sentarse a cenar contigo en un restaurante, busca el rincón más lejano de la gente, y aun así te: habla entre dientes.

Lo que extraña de la Mafia en estas elecciones es que aún no haya realizado ningún espectacular gesto de violencia para demostrar que sigue viva, ya que, por ejemplo, el nuevo y joven alcalde de Roma, el verde Franco Ruttelli, está convencido, -como confió durante una conversación con este periódico el lunes pasado-, que últimamente "la Mafia ha recibido golpes durísimos y está como trastornada".

Según Leoluca Orlando, que difícilmente se equivoca en sus tristes profecías sobre la Mafia y que fue el primero que había anticipado que Andreotti y Craxi se hundirían de la misma forma en que lo hizo el muro de Berlín, esta vez la Mafia golpeará muy duro, inmediatamente después de las elecciones.

"Y golpeará", añade el alcalde palermitano, "venza quien venza. Lo hará para confirmar una victoria o para aterrorizar a los vencedores, si éstos son de la izquierda".

A quienes dicen -incluso aquí en Sicilia- que hoy ya no existe diferencia sustancial entre las izquierdas y las derechas, Orlando responde con decisión que eso es una solemne majadería.

Y explica: "Para la derecha -y lo veremos si gana Berlusconi-, el distinto es un enemigo a quien hay que machacar, mientras que para la izquierda esa diversidad es una riqueza, un estímulo y un fermento. Por eso la derecha divide a Italia entre norte y sur, blancos y negros, ciudadanos y drogadictos. Por eso yo no me escandalizo cuando se critica al polo progresista de tener muchas almas. Porque ésa es nuestra fuerza y nuestra identidad".

Sin embargo, el escritor Perriera pone en guardia a la misma izquierda acerca de un "rnoralismo" mal entendido, que podría acabar siendo, dice, "inquisitorial y justicialista". Porque si la moral sustituye a las ideas, eso es, dice, "potencialmente fascista". Y añade que "cuando la moral prevalece sobre la inteligencia se llega enseguida al terror, y acaba en persecución". Según el escritor siciliano, biógrafo de Leoluca Orlando, en política "no se debe nunca olvidar que toda verdad es contradictoria, compleja, y nunca es blanca o negra, ya que de lo contrario se llega a la actual Yugoslavia del terror y de la guerra".

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