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La desconfianza impregna el fin de campaña en El Salvador

ENVIADA ESPECIALEl fantasma de una guerra civil de 12 años que dejó 75.000 muertos y los recientes asesinatos de tres dirigentes izquierdistas han marcado el cierre de la campaña electoral de El Salvador. Los partidos políticos firmaron el jueves un pacto para evitar la violencia durante los comicios presidenciales y legislativos que se celebran mañana, los primeros tras los acuerdos de paz de enero de 19,92. La iglesia ha advertido sobre una creciente polarización social y las Naciones Unidas, garantes del proceso electoral, reconocen que reina un clima de desconfianza.

Decenas de banderas rojas y arcoiris ondeaban el miércoles en la plaza de Cojutepeque, donde la coalición formada por Convergencia Democrática y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) celebraba el cierre de su campaña electoral. Este pueblo, sito a 33 kilómetros al este de San Salvador, vivía una auténtica verbena. Cohetes y petardos, olor a fritangas y una orquestilla componían el escenario donde Rubén Zamora, candidato a la presidencia por la coalición izquierdista, instaba por última vez a sus seguidores a "cambiar la historia de El Salvador".

Los asistentes estaban exultantes. Se habían adueñado de las calles del pueblo, donde hasta ahora la Alianza Republicana Nacionalista (Arena), el partido de ultraderecha en el poder, había barrido en anteriores comicios, cuando el FMLN andaba por los montes fusil al hombro. Los areneros, que tenían prevista una concentración en un parque cercano, no hicieron acto de presencia. Tampoco la policía. "Vuelven los escuadrones de la muerte, pero eso no nos asusta. Si no les tuvimos miedo en las montañas y los derrotamos, no les vamos a temer ahora", gritaba desde el estrado el abogado Francisco Lima, candidato a la vicepresidencia. La alusión a la guerra, evitada en todo momento por la coalición, estalló en la ceremonia final como un exorcismo del terror vivido hasta hace un año.

'Sólo' 21 asesinatos políticos

La calma relativa -sólo 21 denuncias de asesinatos políticos durante la campaña- ha llevado el optimismo al cuerpo diplomático y a algunos responsables de la misión de las Naciones Unidas en El Salvador. Pero los rescoldos de 60 años de dictadura, 12 de una guerra civil con sus miles de muertos y un Ejército que convirtió el país en una cámara de tortura, todavía queman. "Esta campaña ha producido mucha polarización, reflejada en nuestras encuestas. Arena, desde la prepotencia, ha estado buscando la provocación", afirma el jesuita Rodolfo Cardenal, vicerrector de la Universidad Centroamericana (UCA).Quizá el ejemplo más rotundo del doble lenguaje empleado, sobre todo, por la derecha es una siniestra serie publicitaria que desde la televisión y la prensa ha llevado a los salvadoreños las imágenes del horror de la guerra, de la que el FMLN y Rubén Zamora figuran como únicos responsables. Aunque esta propanganda, que viola la normativa electoral, no va firmada, todos los dedos apuntan a Arena. "No sé a qué anuncios se refiere. Yo no los he visto", comentaba a este periódico el candidato del partido, Armando Calderón. Los anuncios de emitieron hasta el último día de campaña.

La tibia respuesta de los dirigentes de la coalición levantó las protestas de algunos dirigentes del FMLN. La propia iglesia católica encabezó, de hecho, el contraataque. Un hombre tan poco sospechoso ideológicamente como Arturo Rivera y Damas, arzobispo de San Salvador, pidió en una homilía que a la hora de votar se recordara quiénes fueron los que planearon el asesinato de su antecesor, Óscar Arnulfo Romero, ocurrido en 1980 y del que se acusó al fundador de Arena, Roberto D'Abuisson.

Los jesuitas de la UCA se unieron a Rivera hace cinco días con la presentación de un libro -sobre todo el entramado del asesinato de su rector, el español Ignacio Ellacuría, y cinco compañeros en 1989. La sangre volvía a salpicar al partido gubernamental. "El acto no fue una casualidad. Estábamos hartos", aseguran en la universidad.

Así las cosas, los carteles con candidatos sonrientes y los anuncios llenos de niños y palomas son el barniz de una realidad llena de heridas. "Nos ha faltado fuerza en la campaña", comenta Facundo Guardado,, comandante del FMLN. "Entre otras cosas porque en estas elecciones el voto se va a dividir entre la derecha y la izquierda".

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