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Javier Solana deja entrever su temor a una emigración masiva de argelinos a la UE

El ministro de Asuntos Exteriores, Javier Solana, dejó ayer entrever su temor a que la llegada al poder de los islamistas en Argelia provoque una huida masiva hacia el norte del Mediterráneo, y manifestó su deseo de que la posible emigración sea repartida entre los socios de la Unión Europea (UE) y no sobrecargue excesivamente a España. El jefe de la diplomacia española compareció ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado para hablar del Magreb y fue avasallado a preguntas sobre la situación en Argelia.

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El titular de Exteriores hizo un velado elogio del nuevo presidente de Argelia, el general Liamin Zerual, que ha puesto en marcha "medidas de cuño apaciguador( ... ), esperanzadoras", en un país asolado por la violencia. Destacó especialmente "la oferta de diálogo, aún no del todo perfilada, con las fuerzas más representativas" en una clara alusión a los líderes encarcelados del Frente Islámico de Salvación (FIS).Sin embargo, Solana advirtió que "los cambios están aún lejos de producirse" en Argelia porque algunos "bloqueos políticos" hacen que "los proyectos de diálogo no acaben de cuajar". El ministro no echó la culpa a nadie pero tenía in mente a todo un sector de las fuerzas armadas argelinas aferrado al poder.

Solana instó de nuevo, como lo hizo en enero al recibir en Madrid a su colega argelino, al régimen de Argel a promover un diálogo lo más amplio posible. Repitió su condena de la violencia islamita pero, por primera vez, su llamamiento al respeto de los derechos humanos no se limitó a la oposición armada, abarcó "a todas las partes", es decir, incluido el Gobierno.

Las preguntas de los senadores pusieron de manifiesto su preocupación por las consecuencias para España de una victoria islamita. Algunos estudios indican que hasta un 7% de la población argelina (dos millones de habitantes) podrían dejarse tentar por la emigración, fundamentalmente a países francófonos, si triunfan los islamitas.

"Sí nos gustaría que el reparto de posibles migraciones fuera hecho razonablemente entre los países de la UE", contestó Solana. El ministro confía en que el futuro suministro de gas argelino no sufra ninguna alteración. "Es uno de los elementos de su desarrollo", declaró antes de señalar que no cree que se produzca "un cambio tan radical que lleve a prescindir de sus propias fuentes de riqueza".

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La respuesta española a las peticiones de apoyo financiero formuladas por los argelinos está supeditada a la conclusión de la negociación en curso entre Argel y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para la reestructuración de la deuda. El. acuerdo implicará un ajuste económico en Argelia que, según Solana, "deberá calibrarse muy bien para no provocar desórdenes sociales" como los de 1988.

Integrismo e Inquisición

A la clase política, Solana le pidió que no confunda la religión islámica con las manifestaciones extremistas. Es, vino a decir, como si se juzgase a la cultura cristiana en función de la Inquisición que tomó "hace no muchos siglos decisiones no muy generosas".

Además de Argelia, al senador del Partido Popular (PP) por Ceuta, José Luis Morales, le preocupa la falta de reacción del Gobierno español ante el discurso del Trono del rey Hassan II, pronunciado la semana pasada, en el que pedía de nuevo una solución para Ceuta y Melilla acorde con los intereses de Marruecos. A continuación, su ministro del Interior, Driss Basri, hizo hincapié en la misma reivindicación con motivo de la toma de posesión como gobernador de Aornar Dudu, ex dirigente musulmán de Melilla.

Sobre las plazas de soberanía, contestó Solana, la postura del Gobierno "no difiere ni en una coma con la del PP". "La respuesta del Gobierno no ha cambiado ni va a cambiar". "Todo lo que yo añada a esta reacción podría ser perjudicial para sus intereses", advirtió a Morales. El presidente del PP, José María Aznar, visitará en breve, por primera vez, Marruecos.

En la negociación en curso entre Rabat y la UE con vistas a la conclusión de un acuerdo de asociación euromagrebí, España debe, según Solana, defender sus producciones agrícolas (tomates, patatas tempranas, flores cortadas, etcétera) pero sin llegar "a poner chinitas, porque a la larga pueden restar fluidez a la relación con Marruecos".

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