España tiene el mayor indice de población reclusa de la Unión Europea
España tiene el mayor índice de población reclusa de toda la Unión Europea. De cada 100.000 españoles, 120 están entre rejas, un récord al que sólo se le acerca Luxemburgo, a cinco presos porcentuales de distancia. Pero las diferencias entre ambos países son enormes. España tenía en junio pasado 45.783 delincuentes en la cárcel (el 25 de febrero la cifra se elevaba a 47.946), mientras que en el minúsculo Estado centroeuropeo sólo se contabilizan 427. En números absolutos, Alemania se lleva la palma: 59.579 presos. Son datos de un estudio de la Unión Europea (UE) sobre las posibilidades laborales de los presos a su salida de la cárcel. En él se concluye que el desempleo y el crimen crecen parejos en tiempos de crisis.
En toda la Unión Europea hay más de 300.000 personas detrás de las rejas; de ellas, dos terceras partes están en cárceles de España, Italia, Alemania, Francia y Reino Unido, según se puso de manifiesto en la reunión que celebraron en Lyon (Francia), en junio pasado, los miembros del Grupo Europeo para el Empleo de Presidiarios (EOEG).El dato más espectacular de las conclusiones de Lyon que afecta a España se refiere al índice de población reclusa, no superado por ninguno de los Estados miembros de la UE. La relación de 120 presos por cada 100.000 españoles es la más alta de la Europa comunitaria, seguida de Luxemburgo (115 presos), Portugal (98) y Francia (96). En la cola se sitúa Holanda, con 49. La cifra actual de España sólo se habría visto superada en los años posteriores a la guerra civil, según expertos penitenciarios.
¿Qué pasó en los años ochenta para que comenzara el boom penitenciario? ¿Cuál fue el motivo para que se saltara de 14.000 reclusos en el año 1983 a 48.000 en febrero último? Asuntos Penitenciarios ha hecho su análisis para explicar por qué se ha más que triplicado la población reclusa en sólo 10 años.
El primer gran salto se produjo entre 1980 y 1990, en que se duplicó el número de penados. Asuntos Penitenciarios afirma que ese incremento pudo deberse al alto grado de reincidencia de los delincuentes nacidos entre 1960 y 1964 (uno de los periodos con mayor índice de natalidad), que recibieron el impacto directo de la entrada en España de la heroína a gran escala. Esa misma quinta, que en la actualidad tiene entre 30 y 35 años, sufrió de lleno la crisis económica de 1979, "justo cuando tenían que incorporarse al sistema laboral".
Los delitos relacionados con las drogas, especialmente con la heroína, han terminado por sobrecargar el sistema penitenciario, en el que el 80% de los jóvenes recluidos están relacionados con su tráfico. Otra de las dificultades para liberar la presión sobre el sistema reside en el alto número de internos a la espera de juicio o de revisión de condena. En España, el 30% de los presos está en esta situación. En las cárceles españolas había en junio 45.783 personas. A finales de febrero rean casi 48.000, exactamente 43.396 hombres y 4.550 mujeres.
Al terminar 1992, cuando España superaba los 42.000 presos, el entonces Defensor del Pueblo, Álvaro Gil-Robles, criticaba "el enorme hacinamiento" en las prisiones, lo que motivaba que no hubiera "un estudio individualizado" de cada condenado y que el tratamiento de reinserción no fuera el adecuado.
Paro y reincidencia
La EOEG coincide plenamente este último punto. Primero, porque la reinserción es más difícil mientras más gente haya que rehabilitar, y segundo, porque pocas empresas dan facilidades para admitir ex convictos para su reeducación laboral. El informe añade que los trabajos que los presos realizan en las cárceles son a menudo inapropiados o d un valor muy limitado cuando salen a la calle".
Por si fuera poco, en tiempos de crisis "se recortan las posibilidades de aprendizaje y de empleo para los presos". El resultado es que los Gobiernos "no dedican la suficiente atención a los programas de empleo para convictos, con el resultado de que la reincidencia es común, el crimen va en aumento, al igual que la presión sobre el sistema penitenciario".
De los internos españoles, sólo un 14% tiene algún tipo de actividad laboral, aunque en la actualidad existe el denominado Programa Horizon, que canaliza los proyectos de empleo de presos en tercer grado y en libertad condicional.
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