Colosio quiere ser el presidente del cambio

El domingo fue su gran día. Luis Donaldo Colosio, candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI), compareció ayer ante casi 50.000 seguidores que se reunieron en la capital con ocasión del 65 aniversario del partido. Con un traje negro, acompañado solamente por los compases de una orquesta y el ondear de miles de pañuelos de colores, Colosio se adueñó del estrado.El presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, no hizo acto de presencia para no restar protagonismo a un candidato cuya campana se ha visto oscurecida por los sucesos del Estado sureño de Chiapas y los rumores sobre su eventual sustitución por su contundente rival, el mediador Manuel Camacho, que tampoco asistió al acto a pesar de haber sido invitado.

Colosio subió solo a la tribuna y, con un discurso muy personalizado, rompió incertidumbres y se presentó como el líder de la renovación de la vida política mexicana, que exige, de entrada, la transformación de esa decrépita maquinaria de poder en que se ha convertido el PRI. "La fuerza del Gobierno fue la fuerza de nuestro partido, pero hoy el momento es otro", dijo.

Atrás quedaron las "viejas prácticas" y el PRI "se enfrenta a la legítima competencia con otros partidos". "No queremos ni concesiones al margen de los votos ni votos al margen de la ley", aseguró el candidato.

En México se abre una nueva etapa y Colosio, que se definió como "un mexicano que proviene de la cultura del esfuerzo y no del privilegio", recalcó su deseo de ser el presidente del cambio. Prometió la reforma de las estructuras para garantizar la independencia judicial, la democratización de los gobiernos estatales y el fin de los abusos. En estos nuevos tiempos el Gobierno debe atender, dijo, las demandas de los más desfavorecidos. Las comunidades indígenas encabezaban la lista del candidato.