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LA TELEBASURA

El Estado vigila y castiga los excesos

La telebasura es un fenómeno poco extendido, en contra de lo que pudiera parecer desde España. Sólo nuestro país, Italia y EE UU emiten programas escabrosos o amarillistas sin apenas problemas legales. En los principales estados de la Unión Europea la situación está regulada: apenas hay telebasura, o si la hay, en horarios minoritarios, debido a una legislación clara y a los gustos de los espectadores. Sin embargo, en Estados Unidos, el referente televisivo por excelencia, la telebasura goza de excelente salud. La demanda de los telespectadores ha provocado que asuntos con morbo relacionados con famosos hayan desplazado de la apertura de los informativos de calidad a los debates políticos o la guerra de Bosnia.La telebasura en Alemania es un bien escaso. Si hojeamos las programaciones de los más de veinte canales de televisión, se echan de menos las peleas entre abogados y matrimonios, las entrevistas a moribundos, incluso no abunda la carne al desnudo. Según la Asociación de la Telecomunicación Privada, con sede en Bonn, esta falta de telebasura no se debe tanto al desinterés de los canales como a la rígida legislación alemana, que obliga a los medios a respetar "el honor personal de terceros y la dignidad humana".La vigiliancia estatal puede llegar a extremos muy notables, como cuando un tribunal de Múnich prohibió la emisión de imágenes del Oktoberfest, la famosa fiesta cervecera de la capital bávara, porque mostraban a personas en estado de embriaguez. La vigilancia de la pureza ética de la televisión corre a cargo de las Landesmedienanstalten. En toda Alemania existen 15 de estas instituciones de control, que, en caso de descubrir una violación de las normas, pueden penalizar a los infractores con multas de hasta 500.000 marcos (40 millones de pesetas). De estas instituciones también depende la concesión de las frecuencias, por lo cual los canales en sus proyectos presentados tienen que respetar el "buen gusto oficial".

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La cadena que más destaca por frivolidad y audiencia es, sin duda, la RTL, presente en Alemania con dos canales, y la única de las privadas con amplios beneficios. Aparte de películas de acción violenta, dibujos animados, juegos y un poco de cine erótico-puritano, ofrece informativos, como Explosiv, que se dedican al periodismo de revelación y al sensacionalismo. Hace un año, uno de sus programas, Vida o muerte, causó un escándalo cuando una mujer se desangró en una ambulancia acompañada por reporteros de la RTL. Tras la muerte se sospechó que la presencia de los cámaras había impedido la salvación de la mujer. El programa no fue emitido, aunque los reporteros lograron salir absueltos tras el juicio.

Thomas Kreyes, de la central de Colonia, explica que la RTL ha ido retirando programas de reality-shows por la constante discusión sobre su moralidad. El canal, sin embargo, ha comenzado a emitir un programa llamado 18.30, en el que un presentador se dedica a insultar a los telespectadores, a burlarse de grupos minoritarios y a poner en ridículo a personas de la vida pública.

En Alemania ya están lloviendo las quejas, y, según Kreyes, "el programa será trasladado a la programación de noche para que solamente lo vean los fans".

En abril comenzará su trabajo un gremio llamado Autocontrol Voluntario Televisión (FSK), creado por los propios canales privados con el fin de adelantarse a posibles reclamaciones.

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