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Crítica:CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Obras de los tres Halffter

Antoni Ros Marbá dirige esta semana a la Orquesta y Coro nacionales un programa hermoso y altamente significativo con música de los tres Halffter: Rodolfo (1900-1987), Ernesto (1905-1989) y Cristóbal (1930).La importancia de esta familia en la música española de nuestro tiempo es bien conocida; incluso más que lo son sus obras acaso insuficientemente divulgadas.

Hacía más de 30 años que la música de los Halffter no aparecía unida en un solo programa, lo que dio al del viernes caracteres de excepción. De Rodolfo, "el Halffter de México", según Salazar, y para mí, el Halffter de España y América por su fidelidad a ambas tierras, volvimos a escuchar su excelente y bellísimo Concierto para violín. Data de 1942 y responde a las resonancias nacionalistas y casticistas que siguieron al Falla más esencialmente español.

Orquesta y Coro Nacionales de España

Director: A. Ros Marbá. Solista: V. Martín, violinista; Catalina Moncloa, soprano; Silvia Leivinson, contralto; Tomás Cabrera, tenor y Manuel de las Heras, barítono. Obras de Rodolfo, Ernesto y Cristóbal Halffter. Auditorio Nacional. Madrid, 4 de marzo.

Víctor Martín protagonizó la obra con gran aliento lírico y una efusividad que de su interior emergía hasta impactar al público. Gozamos así de los muchos atractivos que encierra esta suerte de adiós de Rodolfo Halffter a un universalismo de raíz nacional, riquísimo de colores y ritmos, estricto en la escritura y brillantísimo en todos los aspectos de su composición.

Sombras de Falla

Nos llegó Ernesto Halffter a través de una de sus conmovedoras, sentidas y depuradas obras de su periodo pos-Atlántida.

La sombra de Falla en su testamento musical y espiritual que Ernesto Halffter concluyó, es efectiva pero, no menos, la identidad de un compositor que hizo siempre sabiduría de la intuición y presentó como intuición los resultados de su saber.

El canto del cuarteto solista y el coro se alza en los Salmos, de 1967, con una admirable transparencia, vivificada y excitada por una orquesta analítica y preciosista. La interpretación de todos músicos, obedientes al certero concepto de Ros Marbá, quizá sea la más bella y verídica de cuantas hasta hoy ha tenido la admirable cantata.

En Cristóbal Halffter, identificado con sus tíos por la potencia de su naturaleza musical, el pensamiento y el lenguaje son otros, porque otros son su tiempo y su circunstancia vital.

A la altura de 1987, cuando escribe las Variaciones Dormund, Cristóbal es dueño de su estilo y maestro de su propia estética, tanto cuando violenta con abstracto dramatismo las sonoridades como cuando las repliega en soluciones de íntima humanidad.

Recreó Cristóbal Halffter el Tiento del primer tono, de Cabezón y La batalla imperial, de Cabanilles, desde una sorprendente alianza entre lo pretérito y lo presente que se resuelve en síntesis esplendorosa.

El ejemplar concierto recibió largas ovaciones, acogidas desde el estrado por Cristóbal Halffter, en nombre propio y de sus antecesores, al lado de Ros Marbá y sus magníficos colaboradores.

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