Sindicatos y estudiantes se oponen al plan de empleo juvenil de Balladur

El primer ministro francés, el conservador Edouard Balladur, se enfrenta a la primera crisis grave de su mandato. El recién creado Contrato de Inserción Profesional (CIP), destinado a proporcionar a los jóvenes un primer empleo, ha enfurecido a los estudiantes, los sindicatos y a la diezmada oposición socialista y comunista, que se manifestarán hoy unidos en París para exigir la derogación.El CIP prevé la contratación de jóvenes en calidad de aprendices, por un plazo de seis meses o un año, con un salario inferior en un 20% al mínimo interprofesional. Según Balladur, el objetivo es romper el círculo vicioso que afecta a los jóvenes: sin experiencia, no encuentran empleo; sin empleo, no pueden adquirir experiencia. Las organizaciones sindicales y estudiantiles opinan, por el contrario, que el CIP sólo servirá para reducir los salarios a costa de los jóvenes y para llevar al paro a miles de trabajadores maduros.

El CIP supone la primera gran batalla política de Balladur porque, esta vez , no puede rehuir el combate. En un año de mandato, el primer ministro se ha limitado a esquivar las crisis. Retiró, por ejemplo, el polémico proyecto de reforma educativa, y sofocó con subsidios y promesas la revuelta de los pescadores. Sus elegantes retiradas le han permitido mantener, hasta ahora, un alto índice de popularidad. Frente al desempleo, el problema más grave de la Francia de hoy, Balladur no tiene espacio para regatear. Una marcha atrás pondría en cuestión toda su estrategia económica. El desempleo afecta al 12% de la población activa francesa, pero es especialmente grave entre los jóvenes: uno de cada cuatro (menor de 30 años), el porcentaje más alto de la UE.