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Entrevista:

"Guerra no tiene en exclusiva el modelo de la izquierda"

Luis R. Aizpeolea

Joan Lerma no está de acuerdo en que el reto principal que se le valenciana plantea al PSOE en su congreso federal de este mes sea solucionar la ruptura del modelo de dirección. Tampoco admite que la izquierda sea patrimonio de nadie en el partido.Pregunta. ¿No cree que la clave del PSOE es la ruptura del tándem González-Guerra?

Respuesta. Es una clave re duccionista. España ha cambia do mucho y lo más importante es que el modelo de ejercicio del poder ha hecho crisis con la Es paña de las autonomías. Ya no se pueden tomar decisiones des de un solo sitio. Hay también nuevos grupos sociales en juego. Está la incorporación de las mujeres. El problema que se plantea es que a medida que avanza el proceso de democratización, los partidos procuran centralizarlo más. Es el caso del PP. Nosotros nos acercamos más al modelo moderno de reconocer la diversidad.

P. Pero Guerra divide el PSOE en socialistas y social liberales...

R. Cada uno tiende a distribuir las cosas en función de lo que defiende. No se puede ha cer tanto reduccionismo. Estos anos van a ser los del triunfo de la diversidad y la tolerancia. La división izquierda-derecha hay que matizarla con elementos nuevos. No es de izquierdas pensar que el poder tiene que estar totalmente centralizado ni hacer un modelo no participativo. Izquierda es democratizar al máximo el poder.

P. ¿No reconoce a Guerra como la izquierda?

R. Mucha gente sitúa a Al fonso Guerra como un modelo de izquierdas, pero Guerra no tiene en exclusiva este modelo. En algunas cosas, como sus críticas a la derecha, es fácil coincidir. En otras, no. Es muy importante para la izquierda no ser excluyente y que nadie tenga el monopolio de la izquierda.

P. ¿Cuáles son, entonces, las diferencias entre renovadores y guerristas? ¿Es acaso la lucha por el poder? .

R. No es sólo un problema de lucha por el poder. Este es un partido globalmente de izquierdas, y si hay social liberales son muy pocos. Las diferencias son de prioridades. La complejidad en el partido es la de finales del siglo XX, donde hay reivindica ciones económicas y otras que no lo son, como la emancipación de la mujer, el medio ambiente, la autorrealización, la defensa de las libertades. El partido no puede defender sólo un modelo económico. La integración es aunar ambas cosas.

P. ¿Es partidario de un pacto González-Guerra?

R. El secretario general es el responsable de confeccionar la ejecutiva y tiene que hacerla acorde con las aspiraciones de la base. Nadie puede discutirlo, pero el congreso tiene la responsabilidad de ratificarla. Hace falta hablar con todo el mundo y articular un programa mayoritario. Me parece bien que esté Guerra, porque la ejecutiva debe ser abierta.

P. ¿Qué le parecen las condiciones puestas por Guerra de equilibrio, peso político ... ?

R. No son condiciones. Son cosas sensatas.

P. Pero de sus condiciones se deduce que en la ejecutiva debe estar su núcleo de confianza.

R. La presencia de una u otra persona no configura el talante de la ejecutiva. No tengo inconveniente en que sigan todos. Tengo excelente relación con ellos, han trabajado y me parece bien que se les reconozca.

P. ¿No puede quedar erosionada la imagen de la renovación con la presencia del núcleo anterior?

R. Hay que introducir dosis de renovación importantes.

Pero no creo que la dosis esté condicionada por cuatro o cinco personas sobre 33. La clave de una ejecutiva no es su función específica, sino la capacidad de articular propuestas concretas y renovadoras. El puesto lo hacen las personas.

P. ¿Qué deben predominar en la nueva ejecutiva: renovadores, guerristas ... ?

R. Caras nuevas para afrontar nuevos problemas. Me parece muy importante que las caras nuevas sean las mayoritarias. Ni guerristas ni renovadores antiguos. En esto no tendríamos que ser timoratos.

P. ¿Qué caracteriza a los llamados integradores que usted representa?

R. Queremos representar una renovación importante en el pensamiento de la izquierda, un nuevo modelo de contrato social. Que se mantengan pensiones dignas, la sanidad y la educación públicas con una propuesta de política económica similar al plan Delors [Jacques Delors es presidente de la Comisión Europea]. Vamos a defender. también una manera distinta de ejercer el poder. La política de libertades debe tener un papel más preponderante en la política del Gobierno socialista. No debemos consentir que nadie nos tome la bandera de las libertades. Hemos hecho demasiado énfasis en la política antiterrorista y en la de orden, y eso ha estado muy vinculado a la personalidad de un determinado ministro.

P. Alfonso Guerra dice que ya no se habla de España.

R. Es una situación coyuntural que carece de dramatismo. Hemos asistido a un proceso de reconducción de cada cual a su propio territorio en el que cada uno habla de lo suyo. Pero es irreal porque estamos interrelacionados y ligados a España y a la UE. Tenemos que encontrar la fórmula de integración para acabar con estas tensiones. La gente no hablará de España si es una idea excluyente de su forma de ser. Para integrar hay que hablar de España como diversa y plural, como patrimonio común de todos. Una España diversa y plural y no uniformada.

P. ¿No cree que está creciendo el anticatalanismo en España? ¿A qué lo atribuye?

R. Este problema me parece muy importante. Se está fomentando el anticatalanismo por un interés político inmediato y sin tener en cuenta que inicia un proceso muy negativo para España, que puede ser irreversible. Es el PP quien fundamentalmente genera inestabilidad para hacer pagar al Gobierno unas supuestas concesiones a Cataluña que son inexistentes. No es difícil comprobar que la Comunidad Valenciana comparte con Cataluña el honor de tener las cifras de financiación per cápita más bajas de España.

P. ¿Cuál es el final del modelo autonómico?

R. El final del modelo es éste en el que estamos, pero sin dramatizar las cuestiones competenciales. Habrá tensión siempre que se negocien los temas financieros o cuando haya elecciones. Este modelo es el más válido de la historia de España, porque reconoce las diferencias y permite que cada comunidad tenga las mismas posibilidades.

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