Una televisión entre algodones

Una niña en pijama sostiene una claqueta. ."Toma 1". Y los actores comienzan su representación. El escenario es la escuela infantil La Pajarera, del hospital La Paz; el medio, Telealgodón, que ahora cumple un año, y el fin es que los chavales allí internados aprendan a través de los medios de comunicación. Pero, sobre todo, q ue su estancia en el sana torio y su enfermedad sean lo menos traumáticas posible.Telealgodón ya tiene dos hermanas mayores: una de ocho años, la revista Jeringa, y otra de cuatro, Radio Algodón. También nacieron en La Paz: subsanan la desconexión escolar y favorecen la comunicación y la integración de los niños hospitalizados. Aprender es más fácil si es con estímulos. Además, los críos están habituados al lenguaje visual y lo manejan con soltura.

"Toma 2". La manga del pijama azul vuelve a bajarse: Julia y Raúl, de seis y cinco años, le enzarzan en una sesuda discusión sobre productos de limpieza ecológicos. Julia se ha puesto Una diadema de flores y Raúl luce un bigote de carboncillo. "No uses aerosoles", dice Raúl, "porque contaminan el aire". Por momentos se les va olvidando el malestar. Son niños que llegan al hospital con serios problemas físicos.y psíquicos. A la dificultad de aprender se suma el ajetreo de las altas, los reingresos, las curas. Alguno tiene que someterse -a fuertes tratamientos cada pocos meses, que agotan a cualquiera. Sus vivencias y aprendizaje no tienen, por tanto, un desarrollo normal. Y, además, malditas las ganas que tienen a veces de que les mareen con la tabla de multiplicar. "Los profesores de las escuelas de hospital primero tenemos que borrar la angustia. Sólo después el niño puede trabajar y aprender", asegura Mercedes Guijarro, directora de La Pajarera.

La niña del pijama azul marca de nuevo: "Toma Y. El científico Ramón y Cajal es el invitado al programa. Aparece ante la cámara con una poblada barba de algodón. Dos niños le hacen una entrevista, y, como quien no quiere la cosa, en la conversación van saliendo las partes que, componen el cerebro. Al final los conceptos se van quedando en la memoria. Previamente, todos los chavales habían creado el guión con las seños. "Se trata casi", explica Mercedes Guijarro, "de un micrófono indiscreto: los niños dicen la lección sin darse cuenta", explica

Telealgodón no se emite, pero sus vídeos se muestran a los chavales del hospital que no pueden moverse de la cama por sus dolencias. La idea es que todas las escuelas infantiles de los hospitales creen una televisión común para intercambiar las grabaciones y que los pequeños pacientes de todos los sanatorios estén conectados.

En Telealgodón todo es casero y los medios son mínimos. Una cámara de vídeo de turista, que se trae una de las profesoras, es el instrumento más importante. El montaje de las historietas lo realiza Mercedes Guijarro con dos vídeos en su casa. Mientras se graba, los más pequeños hacen las veces de público. Y los que actúan, ya más mayorcitos, tienen muy asumido el lenguaje televisivo: "Y ahora vamos a la publicidad", salta un chaval. "No, que en nuestra tele no hay anuncios` , replica la profesora, que quiere que en Telealgodón desaparezca la carga consumista de las otras televisiones.