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Un juzgado militar abre diligencias contra 30 reclutas por "altercados y desorden" en un cuartel

El Juzgado Togado Militar número 12 ha abierto diligencias previas por "la situación de altercados y desorden plotagonizados" por 30 reclutas, ya licenciados, que cumplieron el servicio militar el pasado año en el Regímiento de Caballería Ligera Acorazada Villaviciosa número 14, con base en Madrid, según denunció ayer la Oficina del Defensor del Soldado (ODS). El juez, que está citandoa declarar a los soldados en calidad de "inculpados", considera que los hechos pueden ser constitutivos de un delito, aun por determinar, de los previstos en el Código Penal Militar.

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El juez pidió en 1993 que se expedientara al capitán de la COE de Palma

Francisco Castañón, director de la ODS, pidió ayer el archivo de las diligencias, como se ha hecho en el caso de los 18 boinas verdes que se fugaron de un cuartel en Palma de Mallorca, y expresó su temor a que los 30 soldados de Madrid sean acusados de sedición, delito castigado con entre 1 y 15 años de cárcel, o desobediencia, con penas de tres meses a dos años de prisión.Los hechos se remontan al pasado 11 de noviembre, un día antes de que los soldados acabaran la mili Según explicaron ayer dos de los inculpados, Pedro González Almeida y Rafael Guillén Díaz, los jóvenes habían estado celebrando en la cantina del cuartel su inminente licenciamiento y varios de ellos llevaban alcohol de más cuando fueron llamados a formación.

El sargento Antonio Navas de Pedro ordenó al soldado Iván Mencia Sánchez, con síntomas visibles de estar bebido, que se retirase al dormitorio. Sin embargo, el alférez Luis Marco Rubio Expósito, con el que se encontró por el camino, le mandó volver a la formación.

"Sacó una pistola"

El abogado de la ODS Ignacio Perelló, que defiende a dos de los soldados, aseguré que, según consta en las diligencias y ha reconocido el propio alférez, éste 11 abofeteó al soldado, sacó una pistola e hizo amago de disparar [al aire] pero no pudo hacerlo porque el arma se encasquilló".

Como consecuencia de la agresión, el soldado resultó con "traumatismo en el oído izquierdo", según el parte realizado por el botiquín de la unidad.

El abogado explicó que el "desorden" al que se refiere el auto judicial consistió en los gritos que, según las diligencias, profirieron varios miembros no identificados de la formación, mientras el recluta era abofeteado por el oficial: "No hay derecho"; "No lo podemos tolerar" o "Vamos todos a prevención" [para dar parte del alférez].

Finalmente, el oficial ordenó a los soldados que rompieran filas pero, al día siguiente, cuando se disponían a dejar el cuartel, 30 de ellos fueron arrestados por "desobediencia colectiva". Aunque la sanción fue de dos semanas, sólo cumplieron diez días.

El incidente parecía olvidado cuando, a partir del 19 de noviembre, fecha de la apertura de las diligencias judiciales, los soldados empezaron a recibir la citación para presentarse ante el juzgado militar número 12, al que correspondieron los partes que sobre el incidente elevaron tanto el alférez como el sargento. "Dicen que nos quieren acusar de sedición y yo no he hecho nada", manifestó ayer Rafael Guillén, uno de los inculpados.

Carlos García, de la ODS, aseguró que este incidente "echa por tierra la afirmación del Ministerio de Defensa de que los malos tratos son excepcionales en las Fuerzas Armadas. Desgracidamente, no se trata de casos aislados, sino de moneda corriente en los cuarteles".

García contrastó la rapidez con que se han archivado las diligencias abiertas tras la fuga de los 18 boinas verdes con los tres meses que dura ya la investigación judicial por el incidente del regimiento Villaviciosa. En su opinión, sólo la trascendencia pública del caso y la "mala conciencia" del Ministerio de Defensa explican la decisión de no actuar judicialmente contra los soldados fugados en Mallorca.

De su lado, Francisco Castañón pidió la supresión de la jurisdicción militar, ya que "su existencia impide que la justicia real llegue a los cuarteles".

Los responsables de la ODS aseguraron que en 1993 recibieron un centenar de denuncias de jóvenes que realizaban el servicio militar. Los autores de estas denuncias, según dijeron, fueron en muchos casos soldados que habían desertado al no poder soportar más tiempo las humillaciones o malos tratos. En su opinión, el hecho de que estuvieran incursos en un proceso por deserción dificultó la denuncia de estos malos tratos.

Por otro lado, el portavoz del PNV en el Congreso, Iñaki Anasagasti, propuso ayer una combinación de ejército profesional y servicio social, no sustitutorio del militar, para atajar el espectacular aumento del número de objetores de conciencia, que está derivando en la insumisión, informa Servimedia.

Anasagasti dijo que la existencia de un servicio social se justifica porque la juventud "se tiene que dar cuenta de que debe brindar a la propia sociedad, que le da tanto, unos mínimos".

El PNV, dijo, es consciente del gasto que suponen unas Fuerzas Armadas totalmente profesionales, pero matizó que no se trataría del mismo modelo que ahora. "Hay que inscribirlas dentro de los compromisos europeos. Que los estados mantengan ejércitos por mantenerlos, no tiene sentido", agregó.

Novatadas, vejaciones y torturas

La Oficina del Defensor del Soldado (ODS) asegura haber recibido numerosas denuncias de novatadas sufridas por soldados recién incorporados al servicio militar. Se trata de un amplio repertorio de conductas basadas en la coacción, cuyo fin fundamental es la humillación del nuevo recluta por parte de sus compañeros veteranos.Un documento elaborado por la ODS recoge algunas novatadas con nombre propio:

La silla eléctrica. Se obliga al novato a permanecer agachado en la posición en que estaría si estuviese sentado sobre una silla. Al cabo de un tiempo siente calambres.

El bautizo. El recién llegado se arrodilla en el lugar donde habitualmente los soldados se lavan los pies y se le echa agua por la cabeza.

Chupito. Golpes reiterados en la frente, con la mano abierta o cerrada, mientras el recluta está durmiendo.

Cambio de amas. Se arrojan sobre la cabeza del novato diversos útiles de limpieza como fregonas, escobas, cepillos, cubos...

La desinfección. La víctima recibe un brochazo de cal viva en los genitales.

Tirarse a la rubia. El recluta debe simular, totalmente desnudo, que hace el amor con una peseta.

Plátano Baloo. Varios soldados son obligados a bailar en fila, agarrándose unos a otros por el pene.

El ladrillo, la cagada de la paloma, buscar el bocata, la jura de bandera, el tocadiscos o la revista médica son otros tantos nombres con los que se conocen distintas formas de humillar o vejar al soldado recién llegado.

En el mismo capítulo se incluyen las duchas de agua fría a cualquier hora del día o de la noche, humillaciones y vejaciones sexuales y todo tipo de malos tratos, como atar al novato en las barras metálicas del interior de los camiones durante el transporte. A ello hay que sumar las amenazas si no se pliega a los caprichos del veterano.

El documento de la ODS refiere el caso de un soldado, cuya identidad no se cita, al que un veterano obligó a realizar sus guardias, llegando a permanecer más de cinco horas en el. puesto de centinela, cuando las reales ordenanzas de los ejércitos señalan que los relevos de centinela se harán cada dos horas. Descubierto el hecho por las autoridades militares, el veterano fue castigado con 14 días de sanción, mientras que a la víctima se le arrestó cinco días por no haberlo denunciado.

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