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Choques armados en Yemen a las pocas horas de la firma de un acuerdo de paz

Un sangriento choque entre soldados de unidades rivales de Yemen arrojó ayer graves dudas sobre el acuerdo de paz firmado tan sólo horas antes por los principales adversarios de ese país del mar Rojo, amenazado por la guerra civil: el presidente, Alí Abdulá Salé, y el vicepresidente, Alí Saleni al Baid. La tinta del pacto ratificado el domingo bajo los auspicios del rey Hussein de Jordania estaba todavía fresca cuando se conocieron los primeros informes de hostilidades en un remoto confín del país.

El rey Hussein mantenía anoche reuniones con Salé y Al-Baid en el palacio de Hashimiya para impedir una generalización del conflicto. Fuentes palaciegas en Ammán describieron la atmósfera de esas reuniones como "tensa".Funcionarios yemeníes dijeron que cuatro personas resultaron muertas en un tiroteo entre soldados en la gobernación sureña de Abbyan. Aparentemente, la violencia estalló cuando soldados de una unidad del norte trataron de detener a un, oficial del sur. No se conocían otros detalles. A pesar de la unificación del Yemen en mayo de 1990, las fuerzas armadas. todavía obedecen a mandos separados. Los dos hombres que lograron la unificación del volátil y primitivo Yemen del Norte con las ruinas del régimen marxista del Yemen del Sur en mayo de 1990, tienen, en la práctica, el dedo en el gatillo. No era esa, por supuesto, la impresión que quisieron dar en la ceremonia de Ammán, celebrada ante políticos, jefes tribales y ex presidentes de una de las naciones mas complejas y turbulentas de Oriente Próximo. Sin embargo, entre Sanaa, la capital en el norte, y Adén, la antigua capital del viejo sur marxista, existe un precipicio de profunda sospecha mutua y violencia. Y el abismo crece.

Gran parte de los males del Yemen derivan de la irreductible enemistad entre el presidente Salé, un coronel de 52 años que dirige el partido Congreso General Popular (CGP), y Al-Baid, jefe del Partido Socialista Yemenita (PSY), de 55. De hecho, no se han dirigido la palabra desde hace seis meses salvo, por supuesto, para intercambiar acusaciones. La ola de asesinatos políticos que en los últimos meses han cobrado 150 vidas entre las filas del PSY ha empujado al norte y al sur del país a una separación de facto.

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