Llaman a la puerta
Llaman a la puerta, abro y veo a una pareja de menos de 30 años con una niña pequeña y una bolsa. La mujer con ojeras lilas me pide dinero; miro mi bolso, no me queda casi nada después del sablazo de la lavadora que acaban de arreglar y le pregunto si quiere comida; me dice que sí y le pongo algo de fruta en la bolsa.Me pregunta si se la puedo guardar mientras va a pedir al resto de los vecinos. Sin tener que registrar veo en la bolsa, leche, pan duro y ropa. Bajan en poco tiempo; no les deben haber dado nada... pienso; les pregunto sobre su situación... marido en paro... dos hijas... no reciben ayudas. ¡Todo está tan mal!... Cierro la puerta. No, no es una imagen de la posguerra, es de Barcelona 1994... ¿Quizá del futuro?
Me pregunto por qué no se encuentra dinero para esta familia, representante de muchas otras, me temo, y sí para tapar agujeros financieros provocados por un señor que se permite el lujo de decir que volverá a ser multimillonario, cuando ya lo es, o para la rápida reconstrucción del Liceo barcelonés, por poner dos ejemplos sólo, entre los múltiples que se dan en estos tiempos de desencanto y desconcierto.
¿Por qué a mí me podrían embargar el piso si no pago la hipoteca porque me quedo en paro y al señor Conde no le pasa nada si por su "mala gestión" (qué sutiles) provoca un agujero de más de medio billón de pesetas? ¿Cuántos puestos de trabajo podrían crearse con el dinero que el Banco de España dará para tapar el agujero de Banesto?
¿No tiene la gente ganas de que cambien las cosas? ¿Qué deberíamos hacer? ¿Dejar de pagar impuestos hasta que se destinen a proyectos sociales que mejoren la situación de todos los que lo necesiten? ¿Con qué fuerza contamos los ciudadanos para hacer frente a estos desmanes?
. Que alguien me conteste, por favor.-
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