El bienio mas negro del empleo
Los resultados de la Encuesta de Población Activa (EPA) del cuarto trimestre de 1993 completan los dos peores años que se recuerdan por lo que se refiere a la evolución del empleo.Desde el cuarto trimestre de 1991 y hasta el mismo trimestre de 1993, la economía española ha perdido más de 800.000 empleos, el número de parados ha aumentado en más de un millón de personas y la tasa de paro ha aumentado casi siete puntos. La destrucción de empleo en los dos últimos años ha afectado fundamentalmente a los ocupados varones (700.000 menos), a los ocupados en la industria (destrucción neta de casi 400.000 empleos), a los ocupados a tiempo completo (un millón menos que en el cuarto trimestre de 1991) y a los trabajadores asalariados con contrato rijo (que han disminuido en más de 350.000).
A la vista de los últimos resultados de la EPA, ¿existen fundamentos para afirmar que estamos llegando al final de la crisis? Para responder a esta pregunta, hay que tener en cuenta los siguientes hechos. En primer lugar, no hay que olvidar que los resultados de la EPA se refieren a la media del trimestre correspondiente: las cifras ahora conocidas corresponden a mediados de noviembre del año pasado. En segundo lugar, es posible que, por razones técnicas, la EPA identifique los cambios de tendencia en el empleo con un cierto retraso. Por ambas razones, los resultados de la EPA están un poco atrasados respecto a la situación actual del mercado de trabajo. Finalmente, tanto el empleo como la población activa suelen disminuir durante el cuarto trimestre del año. Teniendo en cuenta este componente estacional, la evolución del mercado de trabajo durante el cuarto trimestre de 1993 es más parecida a la producida en el mismo trimestre de 1991 que la del cuarto trimestre del año anterior (en el cual se perdieron más de 260.000 empleos). Esto indica que la destrucción de empleo se produjo con una menor intensidad. Pero, a pesar de ello, los últimos datos de la EPA no permiten corregir las poco optimistas previsiones referidas a 1994: este año se perderán alrededor de 200.000 empleos más y la tasa de paro puede alcanzar el 25% de la población activa.
La experiencia de los dos últimos años constituye una nueva prueba del mal funcionamiento del mercado de trabajo. Aparte de las causas por las que se produce una recesión económica (que tienen que ver con la coyuntura internacional y con la política macroeconómica del Gobierno), la principal razón por la que esta destrucción de empleo se produce con tal intensidad es una regulación ineficiente de las instituciones del mercado de trabajo (y de algunos mercados de productos, principalmente del sector servicios). Los cuatro pilares básicos de todo mercado de trabajo y que son el sistema de determinación de salarios, el sistema de contratos laborales, la protección por desempleo y las políticas de empleo, presentan en nuestro país graves deficiencias que originan la gravísima situación de paro en la que nos encontramos. La reforma de dichas instituciones, constituye una de las asignaturas pendientes del Gobierno, empresarios y sindicatos. Es desafortunado que la reforma laboral actualmente en trámite parlamentario, aunque supone un paso en la dirección adecuada, no sea suficiente para resolver los problemas del mercado de trabajo en España. También resulta poco satisfactorio que la reforma laboral no vaya acompañada de acciones más decididas en la liberalización de ciertas actividades del sector servicios. Cabe afirmar, pues, que la solución al problema del paro exige un mejor conocimiento del mercado de trabajo y un mayor grado de responsabilidad que el que parecen mostrar los encargados de diseñarla.
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