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GUERRA EN LOS BALCANES

El jefe militar serbio dice que no entregará la artillería para no dejar a su pueblo indefenso

A cinco días de que expire el ultimátum de la OTAN para que los serbios retiren su artillería a 20 kilómetros de Sarajevo, todos se empeñan en tapar las discrepancias. A pesar de ello, éstas existen. Una muestra: mientras el general británico Michael Rose, jefe de los cascos azules en Bosnia, señalaba ayer que el alto el fuego que vive Sarajevo es un ejemplo y confirmaba que la entrega de armas prose guía, EE UU recordó que el número de piezas de artillería neutralizadas aún no es suficiente. El jefe militar de los radicales serbios, el general Ratko Mladic, advirtió por su parte que no dejará "indefenso" a su pueblo.

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Las divergencias entre las Naciones Unidas y OTAN sobre qué hacer a propósito de Sarajevo han alcanzado el punto de ebullición, según lo sugiere el anuncio de una reunión convocada para mañana en la vecina Zagreb entre el representantes de la ONU, de la Alianza Atlántica y de la Fuerza de Protección de las Naciones Undias (Unprofor) en la antigua Yugoslavia.El almirante estadounidense, Mike Boorda, jefe de la OTAN para el sur de Europa -y canditado del Pentágono para mandar la Marina de EE UU-, reiteró ayer desde Nápoles que la única interpretación posible del texto es que los combatientes coloquen sus armas bajo control de la ONU o que las retiren a 20 kilómetros del centro de Sarajevo.

Los serbios, por su parte, parecen decididamente empeñados en convertir el ultimátum en una partida de pócker. Ayer, el general Mladic jugó el papel de duro al decir: "Nadie nos puede obligar a abandonar a nuestra gente frente a los musulmanes fanáticos". Su jefe político, Radovan Karadzic, busca en una línea pretendidamente más moderada explotar el desacuerdo surgidos. Karadzic echó leña al fuego al elogiar a los mandos de la ONU en Sarajevo y acusar a la OTAN de ser un "desastre moral".

El líder de los radicales serbios de Bosnia precisó que sus tropas están cumpliendo el compromiso adquirido y que parte de su artillería pesada, incluyendo carros de combate, está retirándose del radio exigido. Para el jefe de los serbios bosnios el procedimiento de neutralización de su armamento continuará.

Para evitar malentendidos, Unprofor decidió ayer no facilitar más información sobre el número de piezas entregadas. También advirtió que su intención es establecer un "control eficaz" del armamento.

El sistema elegido, agrupamiento del armamento pesado no retirado más allá de 20 kilómetros de Sarajevo en media docena de depósitos, dentro de las propias brigadas serbias en la capital, y vigilado por observadores militares de la ONU desarmados, garantiza según el mando de Unprofor un control efectivo de las piezas.

Una eventual captura de estas armas por el ejército de los serbios de Bosnia, se señala, pasaría no sólo por un enfrentamiento abierto con tropas de la ONU. Requeriría también varias horas, tiempo mas que suficiente para tener encima a la aviación aliada, que conoce precisamente los emplazamientos artilleros serbios gracias a sus ininterrumpidos vuelos de reconocimiento sobre Sarajevo.

Mientras en Sarajevo se mantiene el alto el fuego (desde el pasado 10 de febrero no ha habido muertos ni heridos por acciones bélicas en la capital bosnia), en Bihac, al noroeste de Bosnia, una de las seis zonas bajo protección especial de la ONU, se libran feroces combates, según informó ayer Sylvarta Foa, portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en Sarajevo. Según ACNUR, las fuerzas serbias han desatado la mayor ofensiva contra los musulmanes bosnios desde que comenzó la guerra.

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