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GUERRA EN LOS BALCANES

Los serbios, que rodean Sarajevo entregan sus armas con cuentagotas a las fuerzas de la ONU

La estrategia de la tensión ha subido unos peldaños más en Sarajevo y la frontera entre realidad y propaganda se hace por momentos más difusa. Tras declarar formalmente por la mañana el mando militar de los sitiadores serbios que no movería una sola más de sus piezas artilleras si la ONU no forzaba antes la retirada de la infantería bosnia de las líneas del frente, los serbios reiniciaron a última hora de la tarde la entrega con cuentagotas de su armamento pesado. El máximo responsable de la ONU en Bosnia, general Mihael Rose, aprovecha la proximidad del ultimátum aliado para presionar a fondo a los contendientes. Mientras que el comandante de las fuerzas de la OTAN, Jeremy Boorda, declaró en Zagreb que la alianza no hará distingos y bombardeará a las tres partes beligerantes si no detienen la lucha.

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El jefe del Estado Mayor del Ejército serbio, general Manojlo Milovanovic, reconoció ayer en Pale, en las afueras de Sarajevo, que se toma muy en serio la posibilidad de un bombardeo de sus posiciones por la OTAN a partir del domingo, y anunció que sus hombres están listos. Pero dijo también que los serbios no abandonarán de momento las conversaciones de paz, que se verán reforzadas hoy con la presencia en Sarajevo de un negociador especial norteamericano, John Redman.Para anunciar su inicial no va más, los serbios forzaron en Pale, cuartel general y sede del Parlamento de la autoproclamada República Serbia de Bosnia, una reunión de alto nivel con el jefe de las tropas de la ONU en Sarajevo, el general francés André Soubirou. A pesar de la intransigencia serbia, manifestada por vez primera de forma tan explícita desde el cese de hostilidades de la semana pasada, el mando de las Naciones Unidas confía en poder llevar adelante el proceso de desmilitarización de la ciudad, del que depende en última instancia que los aliados decidan o no el ataque de sus aviones a partir del domingo próximo.

Una muestra de que queda un margen de maniobra es que las tropas de la ONU, a las que se han sumado fuerzas de Malaisia, siguen tomando posiciones en la capital bosnia para interponerse entre los combatientes y garantizar el cumplimiento de un alto el fuego que se mantiene por cuarto día consecutivo, algo que los castigados habitantes de esta ciudad no habían visto desde 1992. Hay ya desplegados en Sarajevo centenares de observadores militares.

No sólo la ciudad está tranquila, sino también los frentes que la rodean, como este enviado especial pudo comprobar ayer al sur de Sarajevo, en Mojmilo, en una antigua posición bosnia de morteros, entre la nieve, ahora controlada por los infantes de Marina franceses. Una zona disputada a muerte hasta el miércoles pasado, puesto que su mirador, a 700 metros de altura, domina el aeropuerto, y a la que nadie que no fuera combatiente había tenido acceso en casi dos años.

Nuevas negociaciones

Para hoy se ha convocado una nueva reunión en el aeropuerto de Sarajevo, auspiciada por la ONU, entre los mandos de las fuerzas serbias y bosnias. A medida que se acerca el vencimiento del ultimátum, y atizada por las informaciones sobre evacuación del personal diplomático extranjero en Belgrado y el nuevo fracaso de las negociaciones de Ginebra, la situación en Sarajevo se aproxima a la guerra de nervios, que todos insisten en negar pero que se manifiesta hasta en el sesgo de las informaciones que facilitan las Naciones Unidas.

El mando militar serbio matizó ayer en Pale su aparentemente estricta negativa a seguir desarmándose. El jefe de su Estado Mayor precisó que está dispuesto a poner sus piezas pesadas bajo control de la Fuerza de Protección de la ONU, pero siempre y cuando no sean movidas de su emplazamiento actual.

Según el general Manoj1o Milovanovic, esta propuesta contaría con el visto bueno del representante del secretario general de la ONU para la antigua Yugoslavia, Yasushi Mashi, el hombre teóricamente encargado por delegación de autorizar al ataque.

El objetivo inmediato de los ataques aéreos aliados son los serbios, pero el comandante en jefe de las fuerzas de la Alianza Atlántica en el sur de Europa, el almirante estadounidense Jererny Boorda, advirtió ayer en Zagreb, la capital de Croacia, que los bombardeos también pueden ser aplicadosa musulmanes y croatas, las otras dos partes en lucha en la guerra bosnia. "Las resoluciones de la ONU y de la OTAN no especifican a una u otra parte. Hablan de [retirar] las armas de todas las facciones en lucha", añadió.

Boorda mantuvo consultas sobre el ultimátum de la OTAN con el representante especial de Naciones Unidas, Yasushi Akashi, y con los jefes militares de las paz de la ONU.

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