Fines del desarrollo económico
Creo importante, en estos momentos de la vida española, hacer hincapié en que la finalidad principal del desarrollo económico, siguiendo la tónica de la doctrina social de la Iglesia, no es un mero crecimiento de la producción, ni el lucro o el poder, sino el servicio del hombre integral, teniendo en cuenta sus necesidades de orden material y las exigencias de su vida intelectual y moral.Esto no niega un campo de legítima autonomía para la ciencia económica: la autonomía que es propia del orden temporal, que llevará a estudiar las causas de los problemas económicos y sugerir soluciones técnicas y políticas.
Es largo el camino hasta llegar a una sociedad justa en la que la dignidad de la persona sea plenamente reconocida y respetada. Pero ese cometido es nuestro, de los hombres de hoy, porque no se ama la justicia si no se ama verla cumplida con relación a los demás. Debernos vivir, con todas sus consecuencias y en los campos más variados, el respeto a toda persona: defendiendo la vida ya concebida, a los ancianos y más débiles, con los que hemos de tener especial sensibilidad. La dignidad de la criatura humana es el criterio adecuado para juzgar los verdaderos progresos de la sociedad, del trabajo, de la ciencia, y no al revés.
La dignidad del hombre, a la vez, se expresa en todo su quehacer personal y social; de modo particular, en el campo de trabajo, donde se realiza a sí mismo. Por ello, debemos defender, una vez más, la dignidad de la persona que trabaja, y a la que se falta cuando se le estima sólo en lo que produce, cuando se considera el trabajo como mera mercancía, valorando más la obra que el obrero, el objeto más que el sujeto que la realiza, cuando se le utiliza como elemento para la ganancia, estimándolo sólo en lo que produce. Por eso, la íntima conexión entre trabajo -bien hecho, con profesionalidad y con derechos y obligaciones por ambas partes, empleados y directivos- y propiedad pide, para su propia perfección, que quien lo realiza pueda considerar de alguna forma -incentivos- que está trabajando en algo propio.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.