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La capital del bache

Parla inicia una campaña para asfaltar sus calles más agrietadas

Las calles de Parla (71.000 habitantes) reúnen requisitos suficientes para convertir al municipio en la capital regional del bache. Su manto asfáltico, que hace una década se volcó deprisa y corriendo para responder al veloz crecimiento urbano, se resiente. Las principales vías de la ciudad padecen grietas, agujeros y badenes. Los técnicos municipales reconocen que las calles y aceras del municipio son "una amenaza para los tobillos".El Ayuntamiento inició en 1991 unas campañas anuales de asfaltado para paliar el deterioro. Desde aquella fecha se han gastado en conglomerado 80 millones anuales. Este año serán 130 millones. Vecinos y comerciantes, que llevan años viendo cómo los trabajos se limitan a un sucinto parcheo de las calles, esperan ahora que las obras anunciadas sean las definitivas.

El empleo de malos materiales y los retrasos en la ejecución de obras importantes han contribuido a deteriorar las vías. Las causas que han llevado a esta situación se remontan a la pasada década, cuando Parla vivió sus primeros momentos de expansión. Entonces se terminaron varias urbanizaciones importantes, como las de Villa Juventus, promovida por Pinto Fontán, o Fuentebella, cuyos constructores olvidaron el correspondiente asfaltado de las calles.

Esa dejadez obligó al Ayuntamiento a asfaltar las calzadas a medida que llegaban los nuevos vecinos. Los trabajos se acometieron sin elaborar un plan global ni un servicio de mantenimiento adecuado, y sin apenas presupuesto.

Según Francisco Javier Robledillo, concejal de Servicios Generales de Parla, "el problema principal ha sido el parcheo de calles, al que se ha recurrido como solución de urgencia para remediar el de los baches". Un parche en una vía de tránsito medio no dura en las mejores condiciones más de un año. Según Robledillo, "durante la década de los ochenta tampoco se realizó una labor eficiente de mantenimiento, pues una calle necesita asfaltarse de nuevo al cabo de cuatro o cinco años".

Pero no todas las causas se remontan al pasado. Varias arterias importantes del municipio, que no dependieron de las urbanizaciones, como la calle de Pinto o la de Valladolid, también presentan un aspecto lamentable. Los vecinos se quejan de que no se trata de grandes socavones, sino de "una sucesión de pequeños baches por todo el pueblo". El asfaltado de la calle de Pinto ha tenido varios retrasos por un contencioso entre la Comunidad y el Ayuntamiento, pues el gobierno municipal la considera carretera y, por tanto, de financiación autonómica, mientras que la Comunidad la considera vía municipal. Según Robledillo, "ya existe un compromiso de la Comunidad para asfaltarla totalmente".

Otra vía en dificultades es la del Río Ebro, que tiene doble trabajo a causa del corte de otras calles, afectadas por las obras del tren (la línea de cercanías se está acercando al centro del pueblo).

Los conductores del transporte público protestan: "Los vecinos, sabiendo cómo está el pueblo, tampoco nos ayudan mucho y aparcan en las esquinas, en doble fila o donde sea".

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