Capitalismo, sí... pero

Afirmaba el sociólogo francés Guy Sorman que "en la vida real, el progreso equivale a moralidad". Esta aseveración es cuando menos gratuita, ya que si fuera así habría que preguntarse el porqué de la necesidad acuciante del hombre occidental en la búsqueda de directrices morales nuevas para su entorno (sectas, culturas orientales, etcétera).Igualmente, afirmaba que el capitalismo se ha erigido como el único sistema viable, pero no apuntaba que esto ha sido así, entre otras cosas, porque ha tenido la capacidad de asimilar algunos valores de la economía centralizada (subsidios, transferencias, cobertura total de la población en materia sanitaria, educativa, etcétera), lo que le ha llevado a la economía del bienestar, que ahora se cuestiona por los intereses de los de siempre y que está alejado de los planteamientos de Adam Smith.

Por otro lado, siguiendo su argumentación en el artículo Capitalismo y sociedad, aparecido en EL PAÍS del día 19 de enero, habría que apuntar que el catolicismo no ha impedido, aunque sí frenado de forma leve, la universalización del capitalismo, entre otras razones porque ha vivido supeditado al Estado sin pretender perjudicar sus intereses. Solamente en las comunidades de base se respira el verdadero espíritu cristiano, libre de ínfulas ("la teología de la liberación" se encarga de recordárselo al infalible y su élite).

Por tanto, capitalismo, sí... pero sostenido (ecológico, moral, solidario). Pura utopía.-