_
_
_
_

Los pescadores franceses prosiguen sus protestas a pesar de las concesiones

La normalidad aún no reina en el sector de la pesca francesa. Ayer, 3.000 pescadores bretones, reunidos en asamblea extraordinaria en Le Guilvinec (Finisterre), decidieron continuar la huelga y controlar el acceso a los puertos franceses de todos los barcos de pesca procedentes de países no miembros de la Unión Europea (UE). La asamblea consideró que "los precios mínimos fijados por Bruselas para nueve especies son medidas simbólicas de impacto nulo al prolongarse sólo hasta el 15 de marzo".

El mismo calificativo mereció la decisión del Gobierno de París de liberar los salarios de los pescadores de un 50% de cargas sociales de cara a crear una caja de garantía mutua que asegure un salario mínimo. "Para que esa caja estuviese lo suficientemente nutrida debiéramos vivir un período de alta rentabilidad, como entre 1988 y 1991. En sólo cuatro meses y en plena crisis, la caja no va a recaudar nada ni a servir de nada", afirman los pescadores.Sus representantes también recusaron que se les responsabilizase del incendio del antiguo Parlamento en Rennes, hoy Palacio de Justicia: "Ahí dentro había dossiers que quemaban las manos. No hacía falta que nadie les prendiese fuego. Eso sí, una vez desaparecidos, muchos deben estar ahora contentos".

En el País Vasco francés, los pescadores también se mantienen en huelga mientras en Normandía y Arcachon los puertos han recuperado su actividad normal. "Los bretones se han aprovechado de nuestra solidaridad y han olvidado defender nuestros intereses", acusaba un portavoz de los pescadores normandos.

Apoyo empresarial

La Confederación General de Pequeñas y Medianas Empresas (CGPME) ha reclamado del Gobierno "una moderación en su liberalismo" ya que no puede admitirse que "el capital monopolítico empobrezca una gran parte de la población trabajadora que no puede reconvertirse y a la que el endeudamiento condena a la desesperación".

Según Lucien Rebuffel, presidente de la CGPME, las últimas decisiones gubernamentales en favor de los pescadores "van en el sentido de una humanización de las relaciones económico-laborales".

Mientras, en Marsella, la policía entraba con la ayuda de vehículos blindados en el recinto portuario para liberarlo de las manos de los trabajadores de los astilleros de Sud-Marine. El puerto permanecía cerrado desde el pasado miércoles, causando unas pérdidas que se han cifrado entre 2 y 3 millones de francos diarios (entre 45 y 66 millones de pesetas). Sud-Marine son los últimos grandes astilleros que quedaban en Marsella.

Los trabajadores, que se defendieron lanzando cócteles Molotov, se han replegado en los astilleros. Los descargadores, de momento, se niegan a reemprender el trabajo, ya que no aceptan "estar bajo protección policial" y desean manifestar su solidaridad para con los encerrados de Sud-Marine.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_