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La anorexia y la bulimia se relacionan con carencias infantiles, según un estudio

La falta anormal de apetito en la adolescencia tiene raíces genéticas

Isabel Ferrer

Los malos tratos o el abandono de los padres sufrido durante la infancia explican de los desórdenes alimentarios más comunes entre las adolescentes, la bulimia (apetito que con nada se satisface). Por el contrario, su reverso, la anorexia (falta anormal de apetito) puede tener raíces genéticas. A esta conclusión ha llegado en Londres la psiquiatra UIrike Schmidt, autora de un estudio que incluye a 200 mujeres que han padecido dichas alteraciones.

A pesar de haber llegado a esta conclusión, la investigadora asegura que sin la presión social que rodea a la gordura y a las dietas para adelgazar, dichas anomalías no se producirían con tanta frecuencia.Los análisis más recientes señalan que cerca de un 2% de las adolescentes sufre bulimia. La anorexia, por su parte, tiene resultados fatales entre un 10% y un 20% de los casos.

Los historiales de las mujeres analizados por Ulrike Schmidt, durante los últimos cinco años, demuestran que un 45% de las primeras había sido golpeada, abandonada en casa al cuidado de sus hermanos pequeños o padecido castigos demasiado duros durante su infancia. Un 20% de las que sufría anorexia tenía recuerdos similares. En ambos casos, un 30% fue objeto de repetidos abusos sexuales. Un 10% de las pacientes soportó asaltos protagonizados por sus padres, tíos o hermanos.

Hermanos gemelos

Durante la presentación de su estudio ante el Colegio de Psiquiatría de Londres, Ulrike Schmdt fue muy explícita al relatar algunos de los castigos impuestos a las jóvenes bulímicas. Dijo que se les había prohibido recibir amigos en casa. También fueron encerradas en el desván o en sus habitaciones durante varios días. Una de ellas, según Schmdt, tuvo que ingerir heces de perro por una falta trivial.Según la psiquiatra, todo ello indica que la bulimia puede convertirse en una forma de respuesta a una infancia desgraciada. Otro estudio sobre madres e hijas, ambas con una niñez problemática ha demostrado que la depresión de la primera se transforma en una alteración alimentaría en el hijo.

En cuanto a la anorexia, las pruebas realizadas con gemelos sugieren un origen genético. Si un gemelo es anoréxico, el otro tiene muchas más probabilidades de serlo que cualquiera de sus hermanos.

Schinidt no ha querido que sus conclusiones oscurezcan otro de los problemas observados a la hora de enfrentarse a la anorexia. Se trata de la necesidad de seguir una dieta estricta, de estar delgada a toda costa. Conseguir el tipo ideal, con cuerpos casi esquemáticos a veces, acaba convirtiéndose en una manera de ocultar o combatir la propia infelicidad.

En España, según datos de 1993, la incidencia de la anorexia alcanza entre los 30 a 40 casos por 100.000 habitantes, de los que en un 90% son mujeres. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, en 1992 había 1.700 chicas y 165 chicos entre 12 y 19 años con diagnosis de anorexia nerviosa. Otros 9.000 sufrían diversos trastornos incompletos de la alimentación.

El prototipo de la paciente española sería de clase acomodada, con nivel intelectual alto y unos 23 años. Una mujer de constitución delgada de esa edad, con una estatura de 1,60 metros, podría pesar unos 53 kilos; si padece anorexia, no sobrepasaría los 39.Según estudios de la Comunidad de Madrid, un 48% de las chicas y un 7% de los chicos están convencidos de que deben adelgazar, y un porcentaje similar lleva a cabo algún tipo de dieta.

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