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Rojo demuestra, Conde explica

Andreu Missé

Covadonga López Alonso es catedrática de Lingüística General de la Complutense con una larga experiencia en la interpretación de discursos. Hace unos días encargó a sus alumnos de doctorado un análisis de la intervención del gobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo, en el Congreso y la del ex presidente de Banesto Mario Conde en su última conferencia de prensa.Las conclusiones de estos trabajos, efectuados por personas ajenas al mundo de la economía, suponen una aproximación a la crisis de Banesto desde una óptica distinta e independiente. Los lingüistas consideran que el discurso de Rojo fue demostrativo. Es decir, un discurso didáctico que describe con un numerosos datos todos los pasos de la crisis de Banesto, para acabar "demostrando" cuál es la situación real del banco. Rojo "dio una magnífica clase magistral de viejo cátedro". Actúa como un profesor que desarrolla un teorema y los alumnos toman por veraces sus palabras, Todos aceptan el llamado contrato de veracidad entre profesores y alumnos y dan por buenos sus datos.

Después de este discurso Conde lo tenía muy difícil para rebatir la demostración de Rojo, que la opinión pública tomó por buena. El banquero optó por un discurso explicativo. "El meollo de su discurso no era rebatir, sino hacer una explicación dejando dudas". Conde explicó el problema de Banesto con "una argumentación muy inteligente". Pero no hizo más que esto, una argumentación muy buena, pero no una demostración. "Una explicación no es una demostración. La gente que explica bien fascina, pero no demuestra". En cambio, Rojo no necesitó explicar nada; con dar los datos que todo el mundo tomaba por buenos era suficiente para su demostración,

La argumentación explicativa se basa en unos datos que se presentan como objetivos. "En un primer momento, es eficaz, pero en muchos casos suele ser un mecanismo falacioso. Esto ocurre cuando no se dan todos los datos o se demuestra que algunos son erróneos". Los lingüistas concluyen que el discurso de Conde es muy bueno. "Si lo ha hecho él seguro que saldrá de las cenizas".

Este dualismo de actitudes se da también en otros aspectos de la crisis de Banesto. Mientras el Banco de España y las agencias de calificación de riesgo han desempeñado su papel acertadamente, el control del auditor Price Waterhose, los analistas, y especialmente el papel del prestigioso banco JP Morgan, han dejado mucho que desear.

Luis Ángel Rojo ya tuvo un primer respaldo por su actuación en la crisis de Banesto en la reunión de gobernadores de Basilea del pasado 11 de enero. Más tarde, analistas de reconocimiento internacional, como Morgan Stanley, han subrayado que "la acción del Banco de España es este caso podría servir de ejemplo a otros bancos centrales". El Banco de España se enfrenta a una situación pendular. O era intervencionista- si actuaba demasiado pronto o no se enteraba si apuraba todas las posibilidades de recuperación. Pero sólo el meticuloso seguimiento efectuado por la inspección desde principios de 1992 ha permitido descubrir la realidad de Banesto. Esta actitud rigurosa de nuestro banco central ha tenido un paralelo en la Comisión Nacional del Mercado de Valores, cuando exigió una prolija información en el folleto de la ampliación de capital, que muchos no han leído hasta después de la crisis. Pero hay que hacer una mención especial a las agencias Moody's, IBCA y Standard and Poor's, que puntualmente han advertido del deterioro de Banesto.

Frente al rigor de estas instituciones sorprende el triunfalismo de JP Morgan después de haber analizado el banco a finales de 1992. "La estrategia de Banesto está cerca de producir altos beneficios. El nombre y las posibilidades de Banesto no las tiene ningún otro banco. Los beneficios para los accionistas van a ser muy fuertes".

Este dualismo es reflejado sin complejos en la prensa intemacional. Una publicación de prestigio y convicciones tan liberales como The Economist no tiene empacho en reconocer el mérito de los funcionarios del Bundebsank o apuntar el despiste de Morgan en Banesto. En nuestro país todavía una buena actuación del banco emisor puede levantar sospechas.

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